El pasado año 2011 concluyó con una nueva escalada del paro registrado en Canarias. El desempleo subió en el Archipiélago en otras 27.500 personas, situándose el número total de trabajadores en esta situación en 341.900. La tasa de paro en las Islas, del 30,9% es una de las más altas del Estado y de toda la Unión Europea. Difícilmente pueden sorprender a estas alturas estas estadísticas, que no son sino una continuidad de las pésimas noticias sobre la destrucción de empleo en las Islas que venimos recibiendo desde el estallido de la Crisis capitalista en 2008. Mucho menos conocidos son otros datos que, sin embargo, arrojan más luz sobre la falta de horizontes que hoy por hoy sufre la economía canaria.
En el mismo año que el paro en el Archipiélago continuó batiendo récords de desempleo, Canarias fue la comunidad autónoma con mayor crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB). Éste crecimiento alcanzó el 2,1%. El triple que el registrado en el resto de España (0,7 %) y muy por encima incluso de la media de crecimiento de las economías europeas, según datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es decir, que la realidad desmintió - por enésima vez- otro de los dogmas de la economía académica. Un crecimiento económico considerable no se tradujo en la creación de empleo, ni impidió que casi 30.000 nuevos canarios fueran expulsados del mercado laboral.