Por Eloy Cuadra Pedrini - Canarias-semanal.org
(...) Hoy, muchos niños canarios no pueden, no ya ir a un colegio privado o concertado, es que no pueden ni comer en los comedores de los colegios públicos, ni comprarse el material escolar, ni prácticamente nada, porque sus padres y madres están desesperados buscando trabajo, comida, ayudas o simplemente una casa donde meterse, o aún peor, están huyendo de los Servicios Sociales porque les han dicho que si su economía no mejora les van a quitar a sus hijos.
Sí… es así señor Presidente, aunque usted
probablemente me diga que es mentira, que exagero, que no es para tanto. Pues
créame, es la verdad, lo veo, y lo siento, y lo lloro cada día en el rostro de
muchas madres, y hasta ayer mismo salía en las televisiones de toda España una
madre, Sonia, madre coraje, que no aguantaba más y decidió irle a gritar
a la concejala de Asuntos Sociales de su Ayuntamiento, y qué curioso que estaba
ahí también su señora Ángela escribiendo algún WhatsApp o vaya usted
a saber qué, sin prestar atención a esa madre que decía comer de la basura para
alimentarse.
Y que pena me da, señor Presidente, que usted y
su señora que son padres de dos hijos y que un día fueron niños también, se
hayan olvidado ya de todos esos niños que lo pasan mal en esta tierra que usted
dice defender.
Sí… así es señor Presidente, y no me venga ahora
con eso del Plan Contra la Pobreza, porque usted y yo sabemos que con el dinero
que han puesto no hay ni para empezar. La Prestación Canaria de Inserción por
ejemplo… ¿donde vamos con poco más de 20 millones para todo este año, cuando
son más de 130.000 los parados que ya no cobran nada en Canarias y más de un
tercio de la población es pobre?
En cambio, he visto su casa en El Sauzal, qué
grande es, señor Presidente. Ya lo sé, que así es el mundo, y usted dirá que se
lo ha ganado, pero no puedo evitar hacer la comparación con tantos y tantos
canarios que no tienen casa, o viven de ocupas, o de prestados 14 en dos
habitaciones en casa de los abuelos, cuando hay en Canarias tantas miles de
casas vacías. Y he visto sus sueldos y los de tantos y tantos políticos, y no
puedo evitar preguntarme, si harán ustedes méritos para lo mucho que cobran. Y
veo cómo no quieren tocar la RIC, donde se va tanto de nuestros impuestos para
enriquecer a unos pocos. Y veo lo que gastan en la Televisión Pública y en
adjudicaciones a empresas amigas, y no puedo evitar pensar en cuantas familias
vivirían en Canarias con todo ese dinero.
Y sabe… hoy pensando en cómo habría sido su
infancia para que se haya usted olvidado tan pronto de todos estos niños que
sufren, de repente me tropiezo con un recorte de prensa de hace unos años donde
usted decía esto:
“Soy el mayor de siete hermanos. Mi
padre era peón de albañil y mi madre se dedicaba a gangochera (cultivaba o
compraba verduras en el campo y las vendía en la ciudad). Mi infancia fue muy
dura. Tenía que cuidar de mis hermanos y no fui al colegio hasta los 13 años. A
esa edad aprendí a leer y a escribir. Un maestro vio que tenía cualidades para
estudiar y decidió presentarme al año siguiente a las pruebas de ingreso. El
director de un colegio privado permitió que asistiera gratis y al año siguiente
obtuve la primera beca del Estado, que no perdí hasta terminar mis estudios de
Magisterio. Soy alcalde de mi pueblo, El Sauzal, en la isla de Tenerife, desde
las primeras elecciones municipales y llegué a la política por casualidad, ya
que me ficharon jugando una partida de envite. Soy diputado de Coalición
Canaria desde 1996. Estoy casado y tengo dos hijos"
Y qué paradojas tiene la vida, señor
Presidente, porque leyendo lo que fueron sus primeros años, creo que de haber
vivido usted esa infancia hoy, con mucha seguridad habría ido a un centro de
menores por no estar escolarizado, porque además su padre estaría en el paro y
no encontraría trabajo ni ayudas, y a su madre le prohibirían vender fruta
alguna de modo que no podrían mantenerlo ni a usted ni a sus hermanos, y ni por
asomo habría podido ir usted a un colegio privado gratis, ni le habrían dado
una beca para ir a la Universidad, ni habría podido usted jugar al envite tan
amistosamente porque estaría viviendo una juventud de mierda, y andaría
buscándose la vida en la selva del “Sálvese quien pueda” que es hoy Canarias.
Pero claro, si esto hubiera ocurrido, hoy
tendríamos a otro presidente distinto a usted en Canarias, un presidente que…
tal vez habría hecho las cosas un poquito mejor.
Y hasta aquí llega mi carta abierta, señor
Presidente, espero que no me lo tome usted a mal. Porque, créame, no se la
habría escrito de ser usted de alta cuna, pero teniendo la infancia que tuvo,
es imposible que se le haya olvidado de aquello hasta volverse insensible.
Quiero pensar que sólo está usted mal asesorado, pero aún guarda algo de ese
niño sufrido que fue. Por eso, por favor se lo pido, no los abandone usted,
porque son niños y no tienen culpa, porque una sociedad que abandona a sus
niños, está muerta señor Presidente… está muerta.