NATALIA TORRES | Santa Cruz de Tenerife
El número de personas sin hogar crece, pero no se ve, al menos no en la calle y sí en los servicios sociales, a donde llegan cada vez más familias amenazadas por la pérdida del hogar ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos de la hipoteca, del alquiler o de cualquier otro tipo de incidencia que les puede llevar a perder pie y caer en la espiral que supone vivir en la calle. Se trata de familias que subsisten gracias a las ayudas sociales y que una vez que éstas se acaban se ven en serio riesgo de exclusión al carecer de cualquier otro tipo de ingreso. Familias que, en muchos casos sí tienen un seguimiento de los servicios sociales, pero en otros, ni siquiera se han acercado hasta las Unidades de Atención Social (UTS), entre otras cosas porque nunca han estado en el sistema de ayudas y, por desconocimiento unas veces, o verguenza otras, se mantienen apartadas del apoyo público.