Por EUGENIO FERNÁNDEZ / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Eustasio López González, propietario de Lopesan Hoteles, no es un empresario cualquiera. Con una fortuna estimada en unos 875 millones de euros,
es actualmente el hombre más rico de Canarias. Sus apariciones
públicas, junto a otros capitostes de la patronal isleña y sus
representantes políticos, acostumbran a ocupar los principales espacios
de los medios de comunicación del Archipiélago.
Significativamente, estos mismos medios, beneficiados por las importantes inversiones realizadas por Lopesan en publicidad - abierta o encubierta - han sido mucho más "discretos"
a la hora de informar sobre la presunta implicación del magnate
hotelero, como cliente, en la red de prostitución de menores conocida
como '18 Lovas".
La pasada semana, la información sobre el interrogatorio al que era sometido el jueves el magnate hotelero por parte de la Policía Nacional, en calidad de investigado, era adelantada por el diario derechista El Mundo bajo el titular "Interrogan al empresario más rico de Canarias por su relación con una red de prostitución de menores". El viernes, la prensa de la provincia oriental relegaba la noticia a las páginas interiores de sus respectivas ediciones, “olvidando” darle cualquier tipo de seguimiento en días posteriores.
CHICAS POBRES Y SIN FAMILIA PARA EL DISFRUTE DE
MILLONARIOS
MILLONARIOS
Seguramente sería muy ingenuo suponer que algún hombre poderoso de Gran Canaria
podría terminar en la cárcel como consecuencia de este caso. Y es que,
si hoy es ya una verdad asumida mayoritariamente que existe una “justicia” para
los pobres y otra para los ricos – lo que equivale a constatar que no
existe una verdadera justicia - las informaciones conocidas hasta el
momento sobre la trama desmantelada también han vuelto a poner de
manifiesto el carácter de clase que se encuentra casi siempre presente
en las actividades “comerciales” de explotación sexual.
Las conversaciones interceptadas por la policía al proxeneta Yino dejan
en evidencia hasta qué punto las jóvenes pobres prostituidas se
convertían en meros objetos para el disfrute de sus adinerados clientes.