martes, 6 de septiembre de 2011
HOY GLORIA CUMPLIRÍA 76 AÑOS. Carta de una amiga
Querida Gloria,
hace más de un año que partiste hacia el Padre.
Son tantas las cosas y agradecimientos que tengo que decirte que no habría papel suficiente para devolverte tanto amor y hechos de solidaridad para con todos los que tuvimos el privilegio de conocerte.
Fuiste una persona de pocas palabras, pero las cuales eran pura vivencia, pues cuando una ha sido esposa, madre, abuela y amiga como tú, y viviste muchas situaciones de sacrificio y gratuidad, no necesita de muchas palabras.
Ya que tu sola presencia en esta, tú gran casa y la de todos, ya era para mí y para muchos un puro diálogo, y lo seguirá siendo para siempre. Aún te sigo viendo en la cocina con Trini pelando papas, doblando ropa... También con los niños, regalándoles tus caricias y sonrisas.
Fuiste una mujer que no quería ocupar a los demás, decías que no querías molestar. En cambio tú, a pesar de tu estado de salud, no parabas. Fuiste un diccionario abierto, pero no de los que cogen polvo en la estantería y que hay que colocar en su sitio. Todo lo contrario, siempre abierto para los que te necesitábamos.
Hoy te confieso que soy una de las que te buscaba, no solo para hacerte compañía, sobre todo era porque necesitaba de tu consejo, de tu vivencia ante los problemas, que le pasa a cualquier madre, y muchas veces salía de tu boca “lo que Dios quiera será hija”.
Era tan grande tu fe...
Querida Gloria, cuanto te gustaba que te escribiera por carta, y mira como es el humor de Dios, que estas son las primeras palabras que te escribo después de tu partida.
Tu sabes que te seguiré recordando. ¡Ni sabes la de veces que el Señor me manda detalles sin esperarlo y me hace recordarte!
Sólo quiero darte las gracias por querer estar al lado de los empobrecidos ya que son los que han hecho posible que nos conociéramos; y todos los amigos.
También y siempre daré gracias a Dios por haber compartido en tu casa de Salamanca tu comida, ya que te hicimos trabajar para cinco personas que fuimos a difundir ese día a tu pueblo. Estabas tan contenta, pero no te imaginas nosotras.
Ahora sí es verdad: querida amiga y madre, necesito y necesitamos que intercedas por nosotros para que cada día de nuestra vida, tengamos el valor y el coraje, desde la humildad y la fraternidad, todos a una, de luchar contra nuestras tendencias, y a saber sembrar semillas de Solidaridad como tú, aunque no las lleguemos a ver, y que todos los hijos del Mundo luchen siempre por un mundo más justo desde la solidaridad.
Un beso y un abrazo.
Hasta mañana en el Altar. Eródica Medina