Aunque estéticamente en contra de la apertura por los principios de su partido, Pedro Quevedo (NC), concejal de Promoción Económica, Empleo y Turismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, insiste en que este tema se encuentra en un callejón sin salida. «Estamos en la misma situación de siempre y para que esto cambie tendría que modificarse la legislación nacional que contempla la ampliación de los horarios comerciales de las grandes superficies asociadas a determinadas actividades, como en este caso de cruceros, en las ciudades denominadas turísticas», manifiesta.
Quevedo, a su vez, insiste en que los marcos competenciales en esta materia corresponde también al Gobierno de Canarias. Esto contrasta con la posición de Augusto Hidalgo (PSOE) que siempre ha indicado que es partidario de la apertura.De hecho, entre los puntos suscritos por PSOE, Nueva Canarias y Podemos en la reedición del tripartito capitalino no se encuentra ni un solo punto referido a este aspecto.
LA OTRA CARA. Desde la representación de los trabajadores, Francisco Rodríguez (UGT) no da crédito con la postura oficial del Ayuntamiento. «Nos dicen que una ciudad turística pero la realidad es que esta no es una ciudad turística. No se justifica por rentabilidad porque los datos demuestran que no se están produciendo ventas esos días. Nos hablan de los cruceros, pero los cruceristas que salen a la ciudad lo hacen en excursiones en guaguas que no pasan por los centros comerciales. De hecho, en Barcelona ya se han dado cuenta que los cruceros no dejan dinero», expuso.
«No se están respetando nuestras condiciones, obligándonos a trabajar por encima de nuestros convenios. Y las autoridades que permiten la apertura dominical deberían vigilar esta situación a sancionar con quienes no cumplen la legislación con sus trabajadores», añade Rodríguez, que tiene claro, como Quevedo, que el asunto está en punto muerto.