Estudiar una
carrera universitaria en una de las regiones más castigadas por la
crisis económica se ha convertido en un auténtico privilegio. En
ocasiones, las becas no llegan a todas las situaciones que se dan en
Canarias y la tarea se complica si además tienes que salir de tu
residencia habitual. Ejemplo de ello es la historia de Samuel Martel, un
joven de Gran Canaria que ha tenido que abandonar los estudios de
Periodismo que cursaba en la Universidad de La Laguna (ULL) después de
que las circunstancias económicas de su familia se complicaran. No se
trata de un hecho aislado, ya que según ha reflejado recientemente el
informe PISA, el Archipiélago es una de las regiones donde sus estudiantes cuentan con un peor estatus económico y cultural, algo que además afecta al rendimiento de los alumnos.
Si a vivir en Canarias se le suma que tu familia se dedica al sector
primario, cuyos trabajadores viven luchando continuamente por sacar
adelante las cosechas y que sus productos se vendan a buen precio, el
sueño de dar un futuro mejor a los hijos se hace más difícil. Es el caso
de Samuel Martel. Sus padres se dedican a la zafra y, por tanto,
trabajan por temporadas. Lo que no se tuvo en cuenta es que ese mismo año, según la renta familiar facilitada a este periódico, Dolores Jiménez, madre del joven, cobró un salario total de 4.272 euros y su padre Sebastián Martel 11.170 euros, más una liquidación de 1.082 euros. En total, la renta del matrimonio supera por poco los 17.000 euros. La madre señala que desde que empezó la crisis su situación ha ido a peor. En otros tiempos, su marido ganaba más dinero en la empaquetadora de tomates de Arinaga, pero el sector no atraviesa su mejor momento. Ahora mismo, la mujer cobra 650 euros al mes y su marido se acaba de incorporar al trabajo hace apenas unos días.
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