Canarias es una potencia mundial en el turismo. Ya se sabe. Pero no parece tan preparada como otras comunidades para afrontar los retos de la llamada la llamada economía del conocimiento. Las islas se encuentran en las últimas posiciones en la mayor parte de las variables que han estudiado la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), en un informe que analiza la economía del conocimiento. Usa para ello tres variables: la citada dotación tecnológica, el desarrollo de actividades de I+D+i y el capital humano de alta cualificación.
No constituye esta una estadística menor: la economía del conocimiento ha permitido a las comunidades autónomas que la han desarrollado con mayor intensidad (sobre todo Madrid, País Vasco y Navarra) resistir mejor la crisis en términos de renta, productividad y empleo. Estas tres regiones más competitivas son, casualmente, las que tienen más población activa con estudios superiores, en una proporción superior al 35%. En el otro lado están Canarias, Castilla-La Mancha y Extremadura, con tasas inferiores al 20%. “El capital humano es un seguro contra el paro. Existe una correlación directa entre la tasas de paro y el nivel formativo”, aseguró esta semana el investigador del Ivie, catedrático de la Universitat de Valencia y director del estudio, Ernest Reig.