No soy amigo suyo, ni votante; creo que no estoy en nada de acuerdo con él, más allá de cuando, citando a Niebuhr, dijo en El Pino: “Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar; valor para cambiar las cosas que puedo; y sabiduría para conocer la diferencia”. Bien.
Pero la que se montó contra Soria es una caravana de hipocresías. ¿Puede hablar de moralidad Ana Oramas, que además del suculento sueldo de diputada se está comprando un piso en Madrid con lo que el pueblo le paga para gastos de hotel? ¿Puede hacerlo Román Rodríguez, que ahora protesta por una ley electoral que le hizo presidente del Gobierno? ¿Y los medios de comunicación locales que le adularon cuando tenía poder? ¿Y los demás políticos que no han dudado en darse la gran vida a costa del pueblo?
El problema gordo no es que los más de 250.000 dólares año fueran para Soria. El problema es que hay un sillón por el que se cobra eso, y que desde ese sillón se está trabajando contra el pueblo. El problema gordo es el cargo y la institución, no quien se lo lleva. El problema está en el sillón y no en las posaderas. ¿O está bien el carguito que se llevó Bibiana Aido? ¿O el de Leyre Pajín? ¿O el de Magdalena Álvarez? Todos menos el de Soria… ¡no hagamos hipocresía!
Lo honrado es acabar con esos sueldos en el Banco Mundial y en las demás instituciones, y que éstas sirvan al pueblo y no a los Bancos. Pero sobre esto, ni Oramas, ni Rodríguez, ni Franquis, ni... ni los medios de comunicación se quejan. Hipocresía. Ya no va Soria. Le han retirado. Los que presionaron contra Soria ¿presionarán contra ese sueldazo? ¿O estarán de acuerdo si el sueldazo es para un amiguete?