Años lleva Isabel Arrocha reclamando
medios para que su hijo Saturnino sea ingresado con carácter permanente en una
institución para pacientes psíquicos. En septiembre de 2014, como se publicó
por CANARIAS7, llegó a reconocer que temía por su vida. Y poco parece que ha
cambiado desde entonces hasta la fecha. Isabel teme que ha llegado el momento de que se dé remedio
definitivo, al ser consciente de que el tiempo pasa y su salud se deteriora.
Por ello entiende que se debe lograr desde ya el ingreso en un centro terapéutico.
«Tengo un problema y necesito una solución antes de que sea demasiado tarde», asevera para justificar la urgencia en la misiva dirigida a la opinión pública. La
demanda se hace partiendo de la base de que Isabel quiere a Saturnino «con
locura y quiero que viva feliz cuando yo no esté en este mundo».