“La idea que tenemos, y así está reflejado en el acuerdo de gobierno,
pasa por reorganizar todos los conciertos y convertirlos en contratos, a
través de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas.
Para eso, sacaremos concursos de prestación de servicios y
contrataremos lo que vayamos necesitando, con unas condiciones mínimas
de calidad. Y, obviamente, con el volumen y al ritmo que consideremos.
La medicina concertada debe responder a las necesidades que tenga el
servicio público, y no al revés”. Así se manifestaba en una entrevista
con este periódico el consejero regional de Sanidad, Jesús Morera,
que a diferencia de sus últimos antecesores en el cargo, sí parece
dispuesto a redefinir los conciertos con las clínicas privadas.
No en vano, los números continúan dando la razón a los que critican
el excesivo gasto que se realiza con este tipo de acuerdos, que además
no se refleja luego en una mejora sustancial del servicio. Como ejemplo,
entre los meses de enero y junio pasados, las 16 clínicas que tienen
conciertos con el Servicio Canario de la Salud (SCS)
llevaron a cabo un total de 20.225 intervenciones quirúrgicas, lo que
supone más del 30% del total de operaciones realizadas en ese periodo en
el Archipiélago (63.447).
Y aún a pesar de lo que dicen, las listas de espera siguen agrandandose y plantas y material hospitalario (los cuales hemos pagado todos) siguen sin usarse a la espera de convertirse en obsoletos. A todo esto aún esperan que creamos que la sanidad sera de calidad para el pueblo? o bien, ¿para el bolsillo de alguien el cual se escuda y esconde en afirmaciones como ésa?