Los hermanos de Stalin Borbor Alvarado, fallecido el pasado día 23 de madrugada en un extraño accidente, todavía no se cree lo sucedido.
«Mi hermano ha muerto y parece que haya sido un perro, y no un padre de familia que deja mujer y dos hijas», dice Jessica, la hermana menor de Stalin Borbor Alvarado, el hombre de 36 años, trabajador de un conocido hotel de Costa Teguise, que en la madrugada del pasado 23 de diciembre murió víctima de un atropello en pleno centro de Arrecife.
Para Jessica y Andrés, su otro hermano, «la muerte de mi Stalin tiene que aclararse como sea».
Según Jessica, esa madrugada su hermano se encontraba en la esquina de la calle Canalejas sobre las 5.30 de la madrugada cuando un todoterreno se saltó el stop de la confluencia de esta calle con Coronel Bens, empotrándose contra un Mercedes que se hallaba estacionado en la esquina, con tan mala fortuna que fue a aplastar a Stalin, que de forma ocasional se encontraba en el lugar.
Según Jessica, esa madrugada su hermano se encontraba en la esquina de la calle Canalejas sobre las 5.30 de la madrugada cuando un todoterreno se saltó el stop de la confluencia de esta calle con Coronel Bens, empotrándose contra un Mercedes que se hallaba estacionado en la esquina, con tan mala fortuna que fue a aplastar a Stalin, que de forma ocasional se encontraba en el lugar.
Se dio a la fuga. «Hasta ahí todo bien. Es comprensible que hubiera habido un accidente, los accidentes ocurren, pero la pregunta que nos hacemos es por qué nueve horas después del accidente la conductora, una joven de 20 años, se personó en la comisaría de la Policía Local de Arrecife, y los agentes se limitaron a tomarle declaración, y lo más chocante, sin hacerle un examen médico, un análisis de sangre para saber si había bebido, porque un análisis de este tipo hubiera revelado si la conductora iba ebria», se queja. «Es algo que nos choca y nos preocupa», explica Jessica, «y ahora en cambio nos quedará esa duda para siempre».
Para los hermanos de Stalin, el asunto ofrece sombras, y aún nadie del Juzgado, ni de la Policía se ha dirigido a la familia para informarles, ni siquiera la conductora para dar su condolencia, y «si es por las autoridades, todavía no sabríamos que mi hermano está muerto».
Ni una llamada
La familia de Stalin lamenta no haber recibido una sola llamada telefónica, ni de la conductora implicada en el accidente interesándose por su situación, ni de la Policía. «Es fácil entender que hubo un accidente» dicen, «pero hay cosas extrañas que no se entienden».