Luisa del Rosario Las Palmas de Gran Canaria
El PP de Madrid se gastó 14.000 euros en cada invitado a la inauguración de los Teatros del Canal e hizo bien el PSOE en denunciarlo. Pero tan sólo unos miles de kilómetros más abajo, en Las Palmas de Gran Canaria, es el mismo PSOE el que quita más de medio millón de euros a los trabajadores para dárselos a «una pandilla de amigotes», según dicen los sindicatos. Se trata del mismo Ayuntamiento en el que la militancia socialista escala a gran velocidad el organigrama aunque sólo disponga del título de la universidad de la vida.
Vale la pena preguntarse, en estas circunstancias, si los actuales partidos políticos son algo más que un agregado de individuos encaramados a las administraciones públicas para sacar de ellas todo lo que puedan. La realidad no lo desmiente: a la larga lista de casos de corrupción se suma la aun más larga lista de inmoralidades que ellos mismos se han encargado de que no aparezcan por el código penal: desvíos de dinero, colocación de «amigotes» y financiaciones encubiertas. No he visto ni a Saavedra ni a López Aguilar denunciar nada de esto. Tampoco ha sido el caso de Hernández Spínola. Si a lo que aspiran es a que los ciudadanos tomen partido por ellos, tal vez sería mejor que esperaran sentados.dos