Eligio Hernández, exfiscal general del Estado
Tuve por primera vez noticia de su terrible enfermedad al regreso de su primer viaje a los Estados Unidos. Le llamé. Nuestra conversación fue corta, pero conmovedora, propia de dos personas que habían compartido durante más de una década proyectos e inquietudes comunes, a pesar de militar en fuerzas políticas diferentes, aunque ambas progresistas, que, sin embargo, no era lo que más nos unía. Fueron las firmes creencias cristianas las que forjaron entre nosotros una fraternidad imperecedera. Poco tiempo después, en un programa de la cadena SER, le confesó a Iñaqui Gabilondo el mal que le aquejaba, y añadió: “Peor para el cáncer”. No puedo por emoción y admiración por tamaña manifestación de valor y coraje ante un destino fatal. Recordé en ese momento al poeta del pueblo, Miguel Hernández, que, como a Camilo, los vientos del pueblo le esparcieron el corazón: “Cantando espero a la muerte que hay ruiseñores que catan encima de los fusiles y en medio de las batallas”.
Artículo publicado en aquel momento |
Gracias, Camilo, por tu ejemplo, que a muchos nos ayudará a seguir luchando para que nuestra pobre y degradada humanidad alcance en el nuevo milenio la paz y la justicia para todos. Tu muerte es un canto de esperanza. Descansa en paz, “compañero del alma tan temprano”, como también poetizara Miguel Hernández en la más hermosas elegía de la lengua castellana a la muerte de un amigo.