Mariano Rajoy no podía perder la batalla con los Presupuestos Generales del Estado. Su imagen política y la de España ante Europa y gran parte del mundo, obligaba a un acuerdo caro y forzado a varias bandas. El PP, que venía trabajando esa alianza con el resto de fuerzas políticas, había reparado en Pedro Quevedo, pero no se había planteado esta posibilidad. Quevedo va por libre en el Parlamento. Los socialistas no tenían autoridad sobre él, y su corte izquierdista disuadía de dirigirse a él. La opción de un Tamayo era mucho más viable para el PP y, posiblemente, tal y como sospechan muchos en el Congreso, Rajoy tenía apalabrada la fuga de algún voto de las filas del PSOE. Rajoy habla casi a diario con Javier Fernández, presidente de la Gestora socialista. Hay ente ambos un amplio margen de entendimiento y un acuerdo por el que Rajoy se comprometía a dejar que los socialistas reconstituyesen el partido, al menos durante los dos próximos años. La posibilidad de apoyar directamente los Presupuestos Generales del Estado, era excesiva para el PSOE, pero no «prestar» algún voto. Esa posibilidad decayó al mismo tiempo que la Gestora socialista y Susana Díaz sentían el aliento de Sánchez en sus cuellos. Según las encuestas era el preferido de la militancia, y dar más chance a Rajoy colocaba en un serio compromiso a la candidata oficial. La opción Nueva Canarias había que explorarla.
Paralelamente, en NC ya se había planteado el debate interno en su cúpula. Román Rodríguez y su gente tenían serios reparos a un acuerdo con la derecha. Miraban con lupa la opinión de la militancia y los votantes. Son, mayoritariamente, de izquierdas y nacionalistas convencidos. Apoyar a Rajoy, a la derecha, podría ser percibido como una traición. Se intensifican las consultas, tanto dentro del partido como fuera del mismo, hasta conformar una decisión, no exenta de riesgos políticos. La militancia responde bien, entendiendo que es un «hecho histórico» si la línea de negociación va encaminada a sentar las bases de un nuevo estatuto y la reforma electoral, además de conseguir algunas ventajas que los distinga ante los ciudadanos de Coalición Canaria. Desde el Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, introduce en el acuerdo temas de máximo calado para Canarias, como la ampliación del cupo de energías renovables. La oposición interna es mínima, y es muy previsible que la Ejecutiva que se celebra hoy dé el visto bueno a los acuerdos ya cerrados con el PP.
A mitad de marzo se da el primer paso. Es el propio Quevedo el que se ofrece públicamente a hablar. El PP responde inicialmente sin prisas, pero la opción se traslada al más alto nivel, al despacho de Rajoy que no duda en descolgar el teléfono y llamar directamente a Román Rodríguez. Los dos políticos se conocen de la etapa en la que Rodríguez era presidente del Gobierno de Canarias (1999 a 2003) y Rajoy formaba parte del Ejecutivo de Aznar, primero como ministro de Administraciones Públicas y después en Educación y en Interior. El presidente del Gobierno traslada a Román su interés por llegar a un acuerdo. Rajoy expone de forma sencilla su deseo de aprobar estos presupuestos. Hay necesidad de continuar profundizando en la salida de la crisis, responder a los compromisos económicos de España, sobre todo en Europa, y mejorar la propia imagen del país a nivel internacional. El presidente del Gobierno también analiza con Román Rodríguez la situación política y le comunica que no es su intención adelantar elecciones, lo que llevaría a la economía y a la política a un nuevo periodo de guerra e incertidumbre.
El líder de Nueva Canarias, con una idea ya conformada de la estrategia a seguir, accede. Le advierte que será caro, que hay una línea política con la que el PP debe comprometerse y otra económica con reivindicaciones concretas para Canarias. Quedan en que sea una comisión de máximo nivel la que negocie. Serán Montoro y Soraya Sáenz de Santamaría, junto con Pedro Quevedo, los que lleven la negociación. Rajoy llamó a Román Rodríguez en varias ocasiones para eliminar escollos de la mesa negociadora y el 6 de mayo pasado, con motivo de la visita a Las Palmas de Gran Canaria para la clausura del congreso del PP de Gran Canaria, ambos dirigentes se ven en secreto. La reunión se produjo en una habitación del Hotel Santa Catalina especialmente habilitada para el encuentro. Pocos en el PP sabían de la reunión y de hecho no trascendió a la opinión pública. En ese encuentro Rajoy volvió a pedir expresamente el apoyo de Nueva Canarias. Román Rodríguez insistió en los riegos para su formación y en la necesidad de satisfacer a los canarios, especialmente a sus votantes, con las medidas que ya se venían negociando además de distinguirse de CC. Rajoy se ofrece para firmar el pacto en las condiciones que imponga Román Rodríguez, ambos en Madrid con acto público o en secreto, en el primer o en el segundo nivel. Ese día, y a expensas del encaje en la mesa de negociación, el pacto quedó prácticamente cerrado.
Nueva Canarias debía tener especial cuidado con los socialistas, de los que se habían alejado después de que Pedro Quevedo pasara al grupo mixto y se aislara de la «quema» en la hoguera de Pedro Sánchez. La tensión parlamentaria a cuenta de las comisiones de investigación coloca de nuevo a Pedro Quevedo en el centro de la actualidad. Es el PSOE el que le ofrece la presidencia, en un acuerdo con el PP, una propuesta que vino a fortalecer aún más la posición de Nueva Canarias. La cúpula del partido le preocupa cómo hacer llegar a los votantes que se trata de un hecho histórico, que es necesario y que con el no traicionan sus ideales. El partido insiste en que se trata de un apoyo pragmático y con consecuencias directas para los canarios y acuerdos que cambiarán las reglas del juego en Canarias.
Pedro Quevedo y Román Rodríguez contactan con militantes, altos cargos de su partido, alcaldes y políticos de otras formaciones, empresarios y ex altos cargos del Gobierno. Quieren chequear a fondo y obtener alguna cuota de seguridad sobre los efectos de las decisiones que van tomando. Quieren también perfilar los acuerdos que completarían el presupuesto para Canarias, de forma independiente a lo negociado por CC, con trascendencia para los canarios y con corte político de futuro. Había que poner especial cuidado en que los acuerdos dependiesen del Estado. Había que lograr que los beneficios del sacrificio llegaran directamente a los canarios, sin la intermediación del Gobierno de Canarias. Nueva Canarias no podía favorecer al Gobierno de Clavijo con más dinero para gastar, o para perder. El propio Ejecutivo canario había hecho llegar a Román Rodríguez su incapacidad para gastar este año más dinero. Alguno de los grandes proyectos, como la ampliación de la TF-5, ni siquiera contaba con el encaje legal en el planeamiento, lo que llevaría a perder el dinero conseguido en caso de ser consignado en los PGE. Con una reflexión a múltiples bandas, se abre paso el acuerdo «político», la reforma del Estatuto de Autonomía, con mayor nivel de competencias, junto a la reforma electoral y acuerdos económicos que repercuten directamente en la vida de los canarios, entre ellos la subvención del 75% del transporte de pasajeros y el cien por cien del transporte de mercancías.
Un acuerdo del que Nueva Canarias sale fortalecida políticamente. Ha logrado lo que CC lleva años reivindicando sin ninguna respuesta por parte de Madrid. Las bonificaciones al transporte inciden directamente en la movilidad de los canarios entre las islas y se consolidará como un derecho en el REF. Los canarios que quieran poner sus productos en la península o en otras islas tienen garantizado el cien por cien del costo del transporte, lo que significa coste cero a partir de Cádiz. Los aspectos políticos, reforma del Estatuto y sistema electoral canarios, quedan por escrito en el documento que mañana se firma en Madrid, pero están sometidos a los vaivenes de la tramitación en el Parlamento y a la coyuntura política, que no es nada estable.
Actuaciones en costas, carreteras, más dinero para empleo, aguas, nuevas tecnologías o aumento del cupo de renovables y la eliminación del impuesto del sol constituyen el grueso de una negociación al filo de lo imposible, pero que ha salido bien, que, en contra de los miedos de Nueva Canarias, ha tenido una magnífica acogida entre los canarios y que ha dejado a CC en un segundo término, además de llevar al partido de Román Rodríguez a una posición de centralidad y poder importantes en la escena local y nacional.