Las cuatro proxenetas nigerianas acusadas por la Fiscalía de forzar a abortar a base de insultos, palizas y amenazas de magia negra a una joven de su país obligada a ejercer la prostitución en España se declararon este lunes inocentes, y aseguraron que la situación era a la inversa: ellas querían que tuviera al bebé pero era ella la que se empeñaba en abortar.
La joven, por su parte, confirmó su relato –a través de videoconferencia y con el status de testigo protegida– y aseguró que fue obligada a interrumpir su embarazo de casi seis meses en marzo de 2010 para seguir generando beneficios como prostituta en Gran Canaria, en el barrio capitalino de El Lugo y en el Sur de la isla.
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial dejó ayer visto para sentencia el juicio contra el clan de proxenetas nigerianas formado por Sonia O. (Mamá Princesa) de 40 años, sus hermanas Marcelina O. (Mamá Osato) de 38 años, Asantessa Y. (Doris) de 30 años y su cuñada Evelyn M. (Mamá Amé) de 42 años. La fiscal Teseida García pide siete años para las tres hermanas y ocho para Mamá Amé, que ya tiene una condena por otro caso idéntico.
Tres de las cuatro acusadas cumplen actualmente condena dictada por la propia Audiencia en 2013 y declarada firme por el Supremo en 2015, como proxenetas y tratantes de seres humanos: Princesa 26 años, Mamá Osato 19, Doris 18, y Mamá Amé, 12 (ya está en libertad).
Fue precisamente cuando se investigaba a las acusadas como miembros de una red dedicada a traer a africanas engañadas para obligarlas a ejercer la prostitución, cuando surgió el caso de la joven embarazada. Así, el grueso de las pruebas son los pinchazos a los teléfonos de las acusadas, en cuyas transcripciones traducidas se las puede leer hablando de la joven embarazada como si fuera un animal que ha dejado de proporcionar alimento y al que hay que maltratar para que vuelva a darlo.
Los abogados defensores –Antonio Cabrera, Alba Isabel Saavedra y Miguel Redondo– aseguran que la conducta de sus clientas no encaja en el tipo penal de aborto, y afirman que la joven lo hizo voluntariamente. Cabrera cree que cambió el relato en un trato con la Policía para conseguir la residencia en España.
Engañada. La denunciante aseguró que sus proxenetas ya le habían practicado un hechizo de vudú antes de salir de Nigeria, y que había venido a España en 2009 engañada para ser forzada a ejercer la prostitución.
«Bastardo». Afirmó que sus jefas le habían pegado y la habían coaccionado para abortar, preguntándole si lo que «quería tener un bastardo» y recordó que no sólo le pasaron la factura de la intervención médica en Madrid, sino que le aumentaron la de su deuda del pasaje (que pagaba prostituyéndose).
«Era de mi novio» . La testigo aseguró que el bebé que estaba gestando era deseado y que el padre era su novio en aquellos tiempos, no un cliente del Lugo. Agregó que a los dos o tres días de abortar ya estaba otra vez ejerciendo la prostitución forzada.
6.000 abortos al año. El ginecólogo Juan Reyes, director de las Clínicas Gara de Telde y Tacoronte, no recordó el caso –apuntó que sus dos clínicas practican unos 6.000 abortos al año– pero sí admitió como posible que hubieran derivado a la joven a la clínica Isadora de Madrid, al exceder la gestación de las 14 semanas –estaba de 22 semanas–. Se trata ya de un caso de riesgo en el que más que un aborto por aspiración se practica un parto inducido, explicó.
Estremecedor. La sala escuchó la charla entre dos acusadas sobre cómo había ido el aborto de la joven en Madrid. Ambas comentaban entre risas que la clínica «parecía un mercado» y que habían dejado allí a la joven sola, diciendo que algo «le quemaba por dentro» y con una fortísima diarrea, contándolo a carcajadas, según la transcripción.«Nunca pensé que esto pudiera ocurrir»
La fiscal delegada de Extranjería en Las Palmas Teseida García, una profesional ya bregada en dramas humanitarios, admitió ayer al finalizar el juicio: «Nunca pensé que esto pudiera ocurrir». La representante del Ministerio Público subrayó el hecho de que las acusadas trataran a la víctima como mercancía e incluso se rieran en las conversaciones telefónicas mientras comentaban cómo habían dejado a la joven en una clínica atestada ara que acabar con la vida de un feto que deseaba dar a luz y que, enfatizó, «podría haber sido una vida». Afirmó que las proxenetas habían viciado el consentimiento de la embarazada con violencia, coacciones, insultos y rituales de magia negra.
Un tribunal atípico.
Los tres magistrados de la Sección Segunda que juzgaron el caso anterior se tuvieron que inhibir en éste, y ello obligó a formar la Sala con otros tres: Salvador Alba, Auxiliadora Díaz y Carlos Vielba. Díaz ha dictado resoluciones contra Alba en el Albagate, Vielba fue denunciado por Alba. Se descarta que comieran juntos.