Un
día como el de hoy, amaneciste muy apagado, tus fuerzas te abandonaban,
te estaba ganando la batalla, el intruso, que fue el nombre que le
pusiste a tu enfermedad, recuerdo que
fui a por algo a la farmacia, y cuando regrese me dijiste, no merecía la
pena comprar eso ya, ayúdame a bañarme, vinieron, Paloma y Estrella,
medica y enfermera, te hicieron el análisis, y dos horas más tarde, ya
no te sostenías, tu capacidad de generación de glóbulos, no te
respondía, Paloma y yo decidimos ingresarte, y note que te despedías de
nuestra casa, de tus cosas, de nuestra biblioteca especialmente, y
mientras recorríamos, el trayecto que nos separaba del hospital, note
que lo hacías de esta nuestra Tierra, mirabas a la playa y a la montaña,
y mirabas para mi, no hacia falta palabras, se acercaba el momento que
todos intuíamos y que no queríamos que llegara.
Querido Camilo, hoy
celebramos la eucaristía que hacemos en tu memoria, y no estará con
nosotros, como todos los años, nuestro amigo Eugenio, como sabes libra
también una dura batalla, contra la enfermedad, no estará físicamente,
pero se que lo hará en el espíritus, en esta misa que haremos en tu
memoria, le pedimos a nuestro padre que también acompañe a Eugenio y a
todos los que sufre.
La misa para quien tenga la intención de rezar con nosotros será en Casa Pastores hoy a las seis de la tarde.
Seguirás siendo luz en nuestro camino.