Juan Velarde
Este es el talante esgrimido por José Luis Rodríguez Zapatero. Ante cualquier atisbo de crítica, expulsión automática de los mítines de los elemenos discrepantes. Cerca de una veintena de personas fueron desalojadas en el acto que celebró el aún presidente del Gobierno de España en el pabellón Santiago Martín, en la localidad tinerfeña de La Laguna, por exhibición en unas camisetas de la cifra de paro de la Encuesta de Población Activa, 4.910.200 desempleados, y por criticar la política pro marroquí del Ejecutivo en detrimento del Sahara.
Lo cierto es que el mitin en Tenerife no fue todo lo bien que se esperaba. Por lo pronto, de las más de 3.000 personas que se esperaban, apenas acudió algo más de la mitad, lo que motivó que la organización tuviese que recolocar a los presentes para que, de cara a los medios gráficos, no diese la sensación de desinterés. Pero lo cierto es que las calvas en el graderío y en las sillas a pie de pista eran evidentes, razón quizá prevista con más tiempo en el acto de la tarde en Las Palmas de Gran Canaria, puesto que se organizó en el Auditorio Alfredo Kraus, con una capacidad menos y donde sí se pudo llenar.
Con respecto al conflicto saharaui, la presencia de activistas era más que esperada. No es el primera cita de ZP con afiliados y simpatizantes en la que estuviesen afines a la causa que le enmendasen la plana por la ambigüedad gubernamental con respecto a esta cuestión, afeándole claramente la inclinación del Ministerio de Exteriores a favor de las tesis de Marruecos.
Cuando los prosaharauis comenzaron a exigir respeto para su territorio, estos fueron invitados a abandonar su ubicación. El presidente replicó que aunque era loable que los manifestantes expresaran su opinión, el Ejecutivo "respeta tanto a Marruecos como al Sahara". Lo dicho, una vela a Dios y otra al diablo.
Sin embargo, la foto curiosa se produjo cuando siete jóvenes se colocaron en una posición estratégica y dejaron ver camisetas en las que había estampado una cifra, así hasta completar la de los 4.910.200 parados, lo que provocó que los servicios de seguridad privada contratados al efecto por el PSOE les conminasen a salir del recinto.