lunes, 3 de noviembre de 2008

LOS RICOS MÁS RICOS, Y LOS POBRES MÁS POBRES

Luisa del Rosario
El padre de la revolución americana, Thomas Paine, sentenció que un pueblo en el que existiera un sólo pobre no merecía llamarse tal cosa. Según el Informe FOESSA, el pueblo canario ha permitido, en los últimos quince años, que se incrementaran las desigualdades sociales, justo cuando más crecía la economía. Eso significa que los ricos son más ricos, y los pobres son más pobres que en 1993. En el contexto de esta vergüenza, el debate de las últimas fechas ha sido sobre el recorte del dinero para la cultura.
Algunos han entrado en esta discusión por la puerta del cinismo: al fin y al cabo son los que se están lucrando con el gasto cultural. Otros, los ingenuos, lo han hecho por pura inercia, sin darse cuenta de que el gasto público cultural es una transferencia de rentas de los pobres hacia los ricos, que son los que precisamente pudiéndoselo pagar, disfrutan de los innumerables espectáculos que se ofrecen gracias al dinero de todos. Más música significa también más pobreza.
Si los ingenuos hicieran cola, tan solo un día, en el comedor de Cáritas, comprenderían que el estómago no se llena con música exquisita. Y tal vez fue por eso por lo que Payne dijo que había llegado la hora de que dejaran de sonar «todas las canciones que solo suenan para esclavizar, explotar y sofocar la reflexión».
Para los cínicos, en cambio, no tengo remedio.