Mi opinión sobre esto es que, por ejemplo, cuando dejamos comida en el plato o la tiramos a la basura, no solo malgastamos un bien muy preciado al que no todo el mundo tiene acceso ya que sin ser conscientes, también estamos perjudicando el planeta. Ya que todo el mundo piensa que tirar los restos de comida que no hemos podido acabarnos puede parecer un gesto sin grandes consecuencias.
A pesar de esto, España es uno de los países más comprometidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que pretenden acabar con el hambre en el mundo, reducir las emisiones y mejorar la salud del planeta. También hay varias restricciones como en el documento de la ley catalana del despilfarro de alimentos, pero, lamentablemente, el nivel de cumplimiento de los objetivos deja bastante que desear. Y es que como dice el primer documento, el desperdicio de alimentos no solo supone desechar toneladas de comida, sino que también implica malgastar recursos naturales que la humanidad necesita para poder alimentarse. Por ejemplo el agua, la energía y la tierra en la que se crean los alimentos sufren las consecuencias de la sobreexplotación, que también tiene efectos negativos en la biodiversidad de especies naturales.
En conclusión, para mi el problema del desperdicio de alimentos no solo es asunto de los productores y las empresas que fabrican cualquier tipo de comida, sino y sobre todo, es un asunto crucial en los hogares, en cada una de nuestras casas. Tanto los hogares donde hay niños y adolescentes que consumen muchos alimentos de todo tipo, como de aquellos hogares de parejas o unipersonales que tienden a consumir alimentos en pequeño formato, alimentos precocinados, preparados y, por tanto, a generar muchos envases, ya que para mi cada uno de nosotros somos nuestros propios consumidores de las toneladas de comida de digerimos anualmente, pues también somos responsables de NO provocar despilfarros.
Enrique Gómez