Chago, en silla de ruedas, con el militante pakistaní Ehsan Ulla Khan |
Antonio Fernández Parrilla
De Santiago Suárez se podría escribir un libro contando sus hazañas y anécdotas. Recién ordenado le mandaron a Roma a estudiar Catequesis allá por los años setenta. Cuentan que la mayoría del tiempo lo pasó en las escalinatas de la plaza de España tocando el timple con los hypies.
Anécdotas aparte y más en estos momentos en que Santiago lo está pasando mal me interesa resaltar su entrega y creatividad siendo pionero en muchos aspectos.
Fundó la Baifita en la calle Pérez del Toro 18, librería dedicada al servicio de las comunidades cristianas que luego daría pie a la Librería diocesana.
En la Liturgia incorporó elementos de la Cultura canaria poniendo en práctica lo que se estudiaba en la Universidad: la inculturación o aculturación de la fe.
Cuando le destinan a los Altos de Guía y Caideros se integró totalmente en el mundo rural colaborando con los campesinos con su viejo Jeep en lo que hiciera falta.
Compra una gran finca con su casa en Riquiánez, los Castillos, Arucas, y monta una especie de granja-Hogar para jóvenes marginados, mundo que conocía muy bien, pues fue capellán de la cárcel del Salto del Negro.
Todas estas iniciativas las ponía en marcha con sus propios recursos y a fondo perdido, sin esperar nada a cambio.
Con esta naturalidad y espíritu de entrega y sacrificio desde hace ya más de un año está llevando su cruz particular víctima de un ictus que le ha dejado postrado, dependiendo totalmente de los demás.
Ha seguido el camino de Pedro Suárez*, compañero también de curso y algo parecido le está tocando vivir a Gonzalo, compañero y hermano gemelo. Tres personas buenas donde las haya, en el sentido más pleno de la expresión. De ellos se puede decir lo del Evangelio de Jesús: “Pasó haciendo el bien”. Nunca les vi enfadados o quejarse de su trabajo pastoral. Un recuerdo cariñoso también para Pedro Monzón que ya no está entre nosotros.
Gracias por todo lo que nos han dado, amigos y compañeros.
Les quiero, Antonio Fernández Parrilla
(Este artículo fue escrito antes de la muerte de Pedro y de Pancho. Descansen en paz. A sus familiares mi más sentido pésame.)