sábado, 19 de marzo de 2011
EL PARO ¿Mejor que un mal empleo?
El paro seguirá después de la crisis
OTR PRESS / MADRID A veces, para mantener la salud mental es mejor quedarse en el paro. Un nuevo estudio ha descubierto que tener un empleo no siempre es sinónimo de mejor salud psicológica, sino que depende de la calidad del puesto de trabajo. De hecho, las personas con más posibilidades de empeorar en su salud mental a lo largo del tiempo son las que sufren las peores condiciones laborales, y estarían más sanas de haberse mantenido desempleadas. Tener trabajo es bueno para la salud... pero no siempre. Estar empleado con un sueldo fijo proporciona muchos beneficios, como un papel social definido, amistades y un horario. Pero cuando los empleos no son así, y se experimenta poco control sobre la labor que se realiza, el empleo es muy estresante y proporciona pocos apoyos y recompensas, entonces trabajar no es bueno para la salud. De hecho, la salud mental se reduce en 5,6 puntos cuando se pasa del paro a un mal trabajo. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio de la Universidad de Canberra en Australia, que se ha publicado en la revista 'British Medical Journal' y que se ha llevado a cabo en siete fases distintas de recogida de datos de más de 7.000 personas en edad laboral, en una encuesta nacional en los hogares que se realiza cada año en Australia. Para medir la calidad 'psicosocial' de un puesto de trabajo, los investigadores analizaban variables como las demandas y la complejidad laboral, el nivel de control y la seguridad percibida en el trabajo. TENER UN BUEN TRABAJO SÍ MEJORA LA SALUD Los trabajadores tenían la opinión de que los que estaban desempleados tenían peor salud mental, de forma global, que los que trabajaban. Pero el análisis de los datos no llevaba a la misma conclusión. Al contrario, cuando se tenían en cuenta otra variedad de factores que influyen en la salud mental, como el nivel educativo y el estatus marital, la conclusión a la que llegaban los expertos era que la salud psicológica de quienes no tenían trabajo era comparable, y a veces incluso mejor, que la de las personas con empleo pero en condiciones de baja calidad laboral. Los que obtenían un trabajo con condiciones adecuadas, en cambio, mejoraban su salud mental en tres puntos. El estudio llegó a la conclusión de que las personas que experimentaban el mayor declive en la salud eran las que tenían las peores condiciones laborales. Los investigadores descubrieron que existía una asociación lineal entre el número de condiciones desfavorables en el trabajo y la salud mental. Cada una de estas condiciones adversas rebajaba las puntuaciones en salud mental.