Aunque periodista de profesión, Héctor Fajardo (Santa Cruz de La Palma, 1980) se considera ante todo un trabajador de clase obrera. Es secretario de acción sindical de la Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias (UPCC) desde hace cerca de cuatro años, organización que ya cumple una década de existencia con delegados en medios como Radio Televisión Canaria, Diario de Avisos y La Opinión de Tenerife, y secciones sindicales en los principales medios del Archipiélago.
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Fajardo habla en tercera persona de los periodistas cuando se refiere a aquellos que han provocado que un sector de la población nada minoritario vea a los medios de comunicación como parte del poder, en lugar de un contrapoder que defienda a los ciudadanos. "Hay compañeros que cobran 600 o 700 euros pero consideran que pertenecen a una clase social privilegiada", comenta irónico.
Pregunta. Como sindicato del sector de la comunicación, ¿cuál piensan que es el principal problema del sector?
Respuesta. Hay una escasa conciencia de clase entre los compañeros de la profesión. Les cuesta mucho organizarse no solo en torno a un sindicato, sino incluso en plataformas, para defender cuestiones innatas a los profesionales de los medios. Siempre pongo el ejemplo de los estibadores, que cuando tocan a un compañero sin motivo, son capaces de parar la producción en distintos puertos para defenderlo.
P. ¿El motivo?
R. El excesivo individualismo. Los periodistas, por su relación constante con empresarios y políticos, se han convencido de que pertenecen a una clase social distinta a la suya. Pero incluso las condiciones de los trabajadores de la industria son mejores que las de los periodistas.
P. ¿Una de las causas por las que a menudo se identifica a la prensa con el poder?
R. Es muy curioso ver compañeros que cobran 600 o 700 euros pero consideran que pertenecen a una clase social privilegiada, que no son clase trabajadora. Existe la falsa creencia de que los periodistas tienen capacidad de influir en la vida política y provocar cambios en ella. Uno de los problemas más grandes que tenemos es la censura. Puedo entender las líneas editoriales de los medios privados, pero ocurre también en los públicos. Ninguna parte está sin supervisión de alguien que está por arriba y decide qué contenidos salen y qué no.
P. ¿La separación de los periodistas respecto al personal de talleres en los periódicos ha tenido algo que ver?
R. Un obrero de las rotativas tiene mucha más conciencia de clase que un periodista y puede llegar a influenciarle. Pero la escasa conciencia de clase viene desde el propio nacimiento del periodismo. (...)
P. ¿Alguna propuesta?
R. Que los medios de producción estén en manos de los trabajadores, para desarrollar una función que tenga que ver con todo esto.
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