JUAN JOSÉ JIMÉNEZ
Seguro que si no lo leyó ayer, alguien se lo habrá contado: los canarios somos cada vez más pobres. Bueno, no todos. Según el informe del Consejo Económico y Social hace doce años estábamos por encima de la media de la riqueza nacional, y desde entonces reculamos bajo la gestión de un mismo gobierno, CC-PP, empantanado en un sistema electoral que lo blinda a perpetuidad.Pero, en una trayectoria inversa al empobrecimiento de la población, los parlamentarios, y gracias a la única vez que en el actual periodo legislativo se han puesto de acuerdo PSOE, ATI-CC y PP, se subieron el sueldo un 10 por ciento, como poco. De ahí que no seamos todos pobres de remate. Para no sulfatarle es recomendable que se dé un 'margullo' antes de leer unas cuantas cifras, que le espero. Cuando en abril y 'a la zorrúa' se auto-adjudicaron sus señorías una paga extra camuflada en dos, y se pusieron unas dietas por asistencia a su trabajo que les reporta cientos de euros más al mes, justificaron lo injustificable en estos tiempos de crisis por la asombrosa "necesidad" de equiparar sus sueldos a otras comunidades autónomas, como el País Vasco, según argumentaron.Veamos, pues, que tiene el País Vasco para merecer ello. Allá el nivel de renta de cada habitante es de 23.306 euros. Es el segundo más potente del país. Y de todos sus parlamentarios, el que menos, se embolsa unos 61.000 euros. Sin embargo en las Islas cada canario sufre un más que escuálido nivel de renta de 15.995 euros: los sextos por la cola. Es un verdadero desastre porcentual. Pero aquí el parlamentario se envaina 60.000 euros. Sólo mil euros menos que los vascos, pero con una renta general estrafalariamente menor. Pero estamos hablando del diputado de a pie. Que los hay de 'a coche'. Los de a coche por ejemplo llegan a cobrar más de 85.500 euros, es decir por encima de los 14 millones de pesetas al año. Paulino Rivero y José Manuel Soria andan por el mismo sueldo, mientras que Adán Martín en 2007 no llegaba a los 80.000 cuando la vaca estaba bien gorda y peluda. Con estas rentas astronómicamente distantes, ¿qué motivación tienen, no ya para solucionar problemas, si no para verlos? Los hechos demuestran que ninguna. Ricos, pero miopes.