Con “cuadrar el círculo” Antonio Quintana ha logrado la nada fácil tarea de resolver con una frase un dilema ideológico que tiene enormes consecuencias en la vida real de la personas. La vida de las personas transcurre por caminos que no nos inventamos cada uno de nosotros sino que nos vienen de tradiciones, costumbres y -también y quizá sobre todo- decisiones políticas. Las horas de trabajo, los lugares de estudio, los temas de estudio, los medios de transporte, las formas de comunicación, todo está tocado por decisiones políticas. No es lo mismo estar en la OTAN o no, vivir en democracia o dictadura, en igualdad de sexos o no, con división de poderes o no… Todo está tocado por la política.
A la hora de votar, y más aún de colaborar en una fuerza política, una decisión importante es la ideología de ese grupo. Antonio Quintana explicó muy bien que él no vive con tensión la relación entre contemplación y lucha o entre fe y política. Así explica que para él no hay contradicción entre ser nacionalista y ser internacionalista. Así se explicó con gran claridad. Pero lo que a mí me resulta más claro es el título. Ese intento realmente es el intento de cuadrar el círculo. En realidad el mismo título desvela que es imposible. Quizá tenga razón Koldovi Velasco cuando defiende que más que cuadrarlo hay que acariciarlo.
La cuestión no es nueva. He conocido bien ese debate por mi relación entre otros con Camilo Sánchez, sobre quien escribí una biografía publicada por la misma editorial (Mercurio) que hoy publica la obra de Antonio Quintana. También Camilo quiso ser un nacionalista internacionalista, aunque me atrevo a decir que fue infinitamente más internacionalista que nacionalista. Algo dijimos al respecto en la biografía.
El nacionalismo tiene en parte una lógica aplastante. Si la renta per capita de Navarra dobla la de Canarias algo pasa. Y por provincias lo mismo. Las enormes diferencias son el verdadero caldo de cultivo del nacionalismo.
Pero este análisis no es toda la realidad. La diferencia entre ricos y pobres de Navarra es enorme. La diferencia entre ricos y pobres de Canarias también es enorme. ¿Qué es más decisivo? ¿El lugar donde vives o la clase social a la que perteneces? Y así surge lo que Marino Alduán hoy llamó nacionalismo progresista, es decir un nacionalismo que también ve los problemas sociales. Así las cosas yo no veo imposible que una persona que defienda su región (Canarias o la que sea) se plantee la solidaridad pero hay que responder en ese caso a qué pasa cuando esos principios entran en colisión.
Pongamos un hecho. Se debate sobre el descuento para viajar los canarios en avión. De hecho el nacionalismo ha defendido que sí, que descuento para todos. Ahora mismo del 75%, menor en otras épocas. Y me pregunto ¿también para los 364 canarios que declaran al pagar el IRPF más de 600.000 euros como ingresos? El nacionalismo conservador y el progresista dijeron que sí. El nacionalismo real acepta que la caja común se gaste más en los viajes de los ricos que en los de los pobres. Porque si pensamos que el hecho crucial es que somos una nación aplastada también defiendo a esos 364 contribuyentes.
Si miramos a la historia podemos ver que los trabajadores organizados han sido poco nacionalistas. En la Internacional socialista del siglo XIX no se hablaba de España como nación sino ¡cómo región! Toda España era una región. Todavía hoy la CNT considera España una nación.
Parece lógico que se planteen bien las dos cuestiones. Por una parte debe dejar de haber desigualdades entre regiones de España. Por otra, y más, deben plantearse las enormes diferencias económicas entre ricos y pobres. Ya lo dijo Milani en la Carta a los capellanes castrenses por la que terminó siendo procesado: “Si ustedes tienen derecho a dividir el mundo en italianos y extranjeros entonces les diré que, en ese sentido, yo no tengo Patria y reclamo el derecho a dividir el mundo en desheredados y oprimidos por un lado, privilegiados y opresores por otro. Los unos son mi Patria, los otros mis extranjeros”.
Gracias Antonio por seguir, por dialogar, por convocar, por pensar, por expresar, por debatir. Gracias especiales a Guillermo Robaina por traer la canción de el Kanka donde se dice; “Pa’ que la verdad sea la moneda (Ay) / Y pa' que los besos curen el llanto / Pa’ que las canciones sean las banderas (Ay).
Para que el canto deje en bragas al silencio
Para que en el campo llueva pan aceite y ajo
Para arrojar a la codicia mar adentro
Y a los ilustres codiciosos monte abajo
Para que el tiempo no se compre con dinero
Que sólo se toreen las cornadas del hambre
Para que el puedo, puedas más y el querer quiero
Para que la chispa del amor nos de calambre
Pa' que la verdad sea la moneda (Ay)
Y pa' que los besos curen el llanto
Pa' que las canciones sean las banderas (Ay)
Para eso canto
Para eso canto
Para que nos enseñen desde bien pequeños
A conocernos y a saber lo que sentimos
En vez de andar encasillando nuestros sueños
Y limitando a uno todos los caminos
Para que todos ocupemos esta tierra
Con la única frontera de un mundo de todos
Que sólo dispare el fusil contra la guerra
Para que la guerra caiga sangrando en el lodo
Pa' que la verdad sea la moneda (Ay)
Y pa' que los besos curen el llanto
Pa' que las canciones sean las banderas (Ay)
Para eso canto
Canto pa' que no se me vuelva loco (Ay)
Este mundo loco que sufre tanto
Canto por cantar, mire que no es poco (Ay)
Para eso canto
Para eso canto
Para eso canto
Para eso canto

