viernes, 6 de junio de 2025

«Turismo, poder y territorio»: ¿Aprenderemos a «incomodar» y «cuestionar» al poder? [1]

Federico Aguilera Klink. Economista

No es fácil incomodar al poder, o a los poderes, entre otras razones porque habitualmente no tenemos la claridad suficiente para saber lo que es el poder. Por otro lado, incomodar es un término que resulta amable cuando falta esa claridad y lo que en realidad deseamos es que ese poder/poderes, en un contexto democrático, cumpla con la legalidad vigente y defienda el interés público, algo que hay que definir bien. El problema es que, incluso esa legalidad vigente, suele estar diseñada y aprobada por el poder para permitir el saqueo impune de lo público, aunque cuente con la «aprobación de una mayoría que supuestamente confiere legitimidad democrática a esa legalidad». Tener mayoría, aunque sea resultado de elecciones, no puede legitimar las arbitrariedades.

César Manrique orientaba, muy indignado, sus críticas hacia los gobernantes, los empresarios y las leyes y, desde mi punto de vista, bastante hacía atreviéndose de manera individual a señalar públicamente a esos tres «poderes» reclamando una mirada más centrada en el respeto al territorio y al medio ambiente y mucho menos mercantilista y especulativa. Pero mi impresión es que, igual que todavía ocurre con frecuencia, señalarlos no significa que entendamos adecuadamente cómo funcionan esos «poderes» y si realmente son «poderes» o, simplemente, marionetas de los poderes reales, tal y como estamos entendiendo poco a poco y con grandes dificultades. Algunos párrafos de César Manrique pueden ayudar a entenderlo mejor.

La irracionalidad de algunos, unida a la desidia de los gobernantes y al afán de lucro de las compañías constructoras están destruyendo todo el encanto y la armonía de una isla única en el mundo.

La legislación existente para frenar la destrucción sistemática de la isla es caduca y reaccionaria. A todo esto hay que añadir la postura incomprensible del Gobierno de Canarias, que apoya y defiende toda esta especulación que se cierne sobre la isla alegando que esta es la única salida a su maltrecha economía. Lo que el Gobierno no quiere ver es que, si se arruina el territorio insular, masacrando su geografía, destruyendo su sistema vulcanológico y aniquilando las expectativas de vida, en un futuro muy próximo la existencia de los habitantes de Lanzarote peligrará, porque no se puede basar la supervivencia de un pueblo en el exterminio de toda su riqueza natural.

He repetido hasta la saciedad el cuidado que debíamos tener en la planificación urbanística de la isla, pero la miopía de los gobernantes y el afán de riqueza de los especuladores están derrumbando irremisiblemente el futuro de una isla que pudo haber sido una de las más rentables y originales del planeta.

Ahora me causa una profunda tristeza ver cómo el trabajo de tantos años se desmorona «en pos del mal llamado progreso». (Págs. 64-65 de La palabra encendida).

La negrita la utilizo para destacar cómo ve Manrique a los «responsables» de la destrucción de la isla. El problema que yo veo es que esos «responsables» no son independientes entre sí, ni están separados, sino que están muy relacionados, es decir, «no hay separación de poderes».(Nota de edición: las negritas de este texto son decisión del autor)

En trabajos anteriores, yo también me referí, en términos similares, para tratar de describir la situación de Lanzarote y de Canarias, llegando hasta donde podía llegar con la información disponible, incluso avalada por la Fiscalía de Medio Ambiente de Gran Canaria. Ahora no lo haría o me plantearía otras preguntas. Me parece que tengo más claro que los «gobernantes» no son miopes, ni tienen desidia, ni tienen posturas incomprensibles, ni es cierto que no quieran ver. Los presuntos «gobernantes» suelen ser «puestos o colocados» por grupos empresariales que financian sus campañas, que compran «políticos independientes» para que contribuyan a formar mayorías al servicio de intereses muy concretos y que financian expulsiones y ceses de políticos realmente independientes cuando esos intereses están en peligro, con la excusa habitual de falta de confianza o cualquier otra cosa que se inventen.

En realidad, los «presuntos gobernantes» forman parte de tramas que no entendemos bien, en las que están involucrados bancos, grandes corporaciones, las ejecutivas a la carta de los propios partidos, medios de comunicación, que difunden continuamente propaganda y desinformación, sin excluir un amplio abanico de «académicos de prestigio» que practican la sumisión intelectual a la carta bien remunerada, así como, presuntamente y de manera ocasional, miembros del aparato judicial y policial.

Por si esto fuera poco, esta trama suele tratar de romper y desacreditar, de distintas maneras a los movimientos sociales organizados con grandes esfuerzos, apoyando personalismos, creando fricciones entre los miembros, apoyando nuevos grupos más «sensatos», ofreciendo trabajos y/o puestos en política o, simplemente, mintiendo descaradamente para descalificarlos públicamente y provocar conflictos internos. Ronald Duchin, que trabajaba para las grandes corporaciones con el objetivo de hundir a los movimientos sociales y ambientales, elaboró una estrategia denominada «Divide y vencerás» que seguía cuatro pasos:

1. Aislar a los radicales
2. Comprar a los oportunistas
3. «Cultivar a los idealistas»
4. Co-optar a los pragmatistas

Los cuatro pasos me suenan y, en este sentido, la etiqueta de los del «no a todo» es un ejemplo de las campañas de descalificación a la carta que los medios difunden ampliamente pero cuando los movimientos sociales proponen debates públicos con argumentos, son los políticos y los empresarios los que raramente aceptan debatir pues, habitualmente, carecen de argumentos sólidos. Y ellos lo saben perfectamente. La evidencia es amplia.

Y todo ello, como señala César Manrique, en nombre de un supuesto «progreso», centrado en el crecimiento del PIB, un indicador que, como ya he señalado en otras muchas ocasiones, solo nos indica la velocidad pero no la dirección, es decir, solo nos dice si aumenta o disminuye ese indicador numérico pero no hacia dónde vamos pues oculta la información relevante (ambiental, social y también económica precisa) que es necesaria para evaluar la deseabilidad o no de ese aumento o disminución. Obviamente, no se puede hablar de progreso si se mide por el PIB y se realiza a costa de la destrucción ambiental irreversible, del deterioro de las condiciones de vida de las personas y de una distribución enormemente desigual de la renta que se utiliza políticamente para insistir en seguir creciendo con el fin de eliminar la desigualdad, algo falso e imposible con el marco fiscal y laboral existente.



Así pues, guiarse por un indicador de velocidad, sin saber a dónde vamos, conduce irremediablemente al desastre. Es más, si se hicieran bien las cuentas, monetarias y biofísicas, estoy convencido de que llegaríamos a la conclusión de que el turismo es una actividad antieconómica, nos cuesta dinero y deteriora el territorio y el medio ambiente, pero el coste público en infraestructuras y daños, los costes sociales reales, no se contabilizan. Es lo que escribí hace unos años sobre las islas que, como el tren de los hermanos Marx, los vagones se van quemando para llegar a ningún lado, al desastre, mientras algunos se enriquecen a costa de lo público.

Por eso me gusta recordar tres aspectos clave (no todos) que señalaba Adam Smith y que a mí me ayudan a darle forma a una mirada que me permite mejorar mi comprensión y la relación entre ellos: 1) La corrupción como traición a la comunidad, 2) Cómo se configuran las leyes y 3) Qué esperar de los empresarios.

1. «… los crímenes que parecen más atroces para los individuos… fueron… los que golpeaban inmediatamente el bienestar de la comunidad. Son dos, la traición y la cobardía…» Adam Smith. Lecciones de Jurisprudencia. (Curso 1762-63).

2. «… aquellos que tienen el mayor interés en defraudar y en imponerse al público son los que con frecuencia dictan la regulación del comercio». Adam Smith, carta 248 dirigida a Rochefoucauld en 1785, refiriéndose a Gran Bretaña.

3. «Cualquier propuesta de una nueva ley o regulación comercial que venga de esta categoría de personas (los empresarios) debe siempre ser considerada con la máxima precaución, y nunca debe ser adoptada sino después de una investigación prolongada y cuidadosa, desarrollada no solo con la atención más escrupulosa, sino también con el máximo recelo. Porque provendrá de una clase de hombres cuyos intereses nunca coinciden exactamente con los de la sociedad, que tienen generalmente un interés en engañar e incluso oprimir a la comunidad, y que de hecho la han engañado y oprimido en numerosas oportunidades». Adam Smith. La riqueza de las naciones, 1776. (Madrid, 344,1994)

Me sigue sorprendiendo la capacidad de Adam Smith para ver con claridad qué es el Gobierno, qué son los empresarios y cómo se cocinan las leyes y, sobre todo, para tratar de relacionar estas cuestiones mostrando lo que es el poder. Siguiendo a Smith, y cambiando de tercio, me viene a la cabeza que si tratamos de entender cómo funciona «el poder» proporciona una buena apertura mental y mejor capacidad de comprensión leer a Valle Inclán y hacer el esfuerzo imaginativo de traer a la actualidad una especie de «Corte de los milagros» como la que describió él pero con la actual apariencia y la coartada (falsa) de democracia, independencia, seriedad y responsabilidad.

Y veremos que es una corte que funciona prácticamente igual, con el mismo modus operandi pero con ligeras variantes en todos los ámbitos de la sociedad. En esta «Corte de los milagros», «ahora democrática», resulta muy difícil comprender lo que ocurre pues casi todo son apariencias, disimulo, engaño y más y más desinformación y propaganda. Por eso, la comprensión se obtiene con frecuencia, de manera inesperada por lo que es necesario estar abierto, como mínimo, a no creer que los Gobiernos gobiernan, a no creer que los empresarios solo se interesan por sus empresas, a no creer que jueces y policía nos protegen siempre, a no creer que los medios tienen interés en informarnos y, finalmente, a no creer que la Universidad te enseña a pensar, entre otras creencias falsas.

ALGUNAS EVIDENCIAS EMPÍRICAS SELECCIONADAS

Hace casi 30 años encontré por casualidad esta noticia que mostraba, para mí de manera inesperada y clara, algo que intuía pero que honestamente no me atrevía a expresar:

LOS EMPRESARIOS CANARIOS QUIEREN CONTROLAR LAS CONSEJERÍAS MÁS INVERSORAS

Los empresarios de las Islas han estado los últimos días un poco atareados intentando controlar la formación y composición del nuevo Gobierno de Canarias para la presente cuarta legislatura autonómica, con el objetivo fundamental de colocar a sus hombres de máxima confianza al frente de las consejerías más importantes, económicamente hablando, para así hacer posible que sus principales exigencias tengan una adecuada respuesta por parte del nuevo Ejecutivo regional. J.M.H. Ravina, Las Palmas. Idea Press, Diario de Avisos, 1 de Julio de 1995.

En 2003, también por casualidad, me encontré con esta declaración: «A los canarios nos ha ido bien con un cierto victimismo unido a una fuerte presión en Bruselas, pero el lloriqueo ya no vale (...) Canarias no tiene que ser una región subvencionada por Europa». Diario de Avisos. 30 de Noviembre de 2003. José Carlos Mauricio. Consejero de Economía, Gobierno de Canarias.

En 2014, el periodista Iván Suárez publica la siguiente noticia «La Púnica negoció con Repsol lavar su imagen y cambiar al presidente canario». Se trataba de influir en el congreso de Coalición Canaria para que Clavijo saliera elegido candidato a la Presidencia del Gobierno porque podría «pactar con el PP» y eso «le vendría bien a Repsol». Canariasahora, 23 de Agosto de 2015.

Y finalmente, en 2014, OXFAM, en su Informe titulado Gobernar para las élites, en el Anexo titulado «Secuestro democrático y desigualdad económica: Reflexiones sobre España», afirma:

Denunciamos que lo que estamos viviendo en parte de Europa y en España en concreto, es una rotura entre las decisiones políticas y los compromisos de la política pública con la ciudadanía. Una nueva fase del capitalismo donde las instituciones del Estado han sido secuestradas por las élites y los poderes económicos, marginando al ciudadano de las decisiones políticas y degradando el sistema democrático, que de seguir así podría llegar a convertirse en una farsa participativa que tan solo sirve para encubrir una progresiva concentración del poder (…) Ocho de cada diez personas piensan que en España, las leyes están hechas para proteger a los poderosos.

En 2017, el exministro de Industria, José Manuel Soria afirmaba que «Las eléctricas venían al Ministerio con los Reales decretos ya redactados». El Periódico de la Energía, 3 de Julio de 2017.

En 2020, me topé con este «desencuentro» entre el consultor francés Michael Gourion y José Carlos Francisco, empresario y exconsejero de Economía del Gobierno de Canarias, posteriormente, consejero de Sanidad, luego presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y actualmente, presidente del Consejo Económico y Social de Canarias.

El consultor francés Michael Gourion, en una entrevista realizada el 25 de Octubre de 2020, reconoce

…la baja formación media del empresario (canario)… pero tan negativo o más que eso es la mala política de subvenciones que hay con las empresas desde la Administración. Eso fue algo que me impresionó a las tres semanas de mi llegada a Canarias (en 2004)… aquí hay bastantes empresas zombis que no generan realmente valor ni suficientes clientes y sobreviven simplemente porque tienen subvenciones. Diario de Avisos.

Esta afirmación parece que no debió gustarle mucho a José Carlos Francisco (que lleva viviendo en Canarias algo más de tres semanas), y rápidamente le contestó en otra entrevista el 2 de Noviembre del mismo año, señalando, a la pregunta (parece que retórica) de si puede convertirse Canarias en una región subsidiada, «Es posible que esto ocurra durante uno o dos años, pero no es algo sostenible en el tiempo. Nadie nos va a subsidiar eternamente»­­. Diario de Avisos.

Políticos canarios tirando de un carro cargado de empresarios

Personalmente, entiendo que no parece que estemos en una nueva fase del capitalismo, sino que más personas estamos empezando a ver con más claridad lo que era ya evidente para Smith en 1776 y también para Joaquín Costa, en su Oligarquía y Caciquismo como la forma actual de gobierno en España, escrito en 1901. Por todo lo anterior, considero que la imagen muestra con claridad, aunque no están todos los actores de la trama, a lo que se llama «gobernar».

¿DÓNDE ESTAMOS?

Obviamente, esto es fundamentalmente, el saqueo de lo público, de los bienes públicos, del territorio y del medio ambiente. Todo es considerado como una especie de «solar» que la trama espera «urbanizar» y mercantilizar, con el apoyo explícito y/o implícito de las correspondientes instituciones ambientales, ahora llamadas de Transición Ecológica (en una pirueta más para vaciar de contenido el lenguaje y crear más engaño y confusión). A lo anterior se suma el saqueo de los fondos públicos y el no pago «legal» de impuestos, incluyendo, en el caso de Canarias, todo el montaje del Régimen Económico y Fiscal (REF), con la Reserva para Inversiones en Canarias (RIC), la Política Agraria Común (PAC) y el cuento de que somos región ultraperiférica (RUP). El resultado consiste en más pobreza y desigualdad, aunque el presunto Gobierno de Canarias no se hace responsable de ello ni se atreve a señalar a los empresarios que son los que deciden, pues lo considera, simplemente, como algo ajeno a sus políticas ya que según ese «Gobierno», «los indicadores de pobreza, desigualdad y exclusión muestran una gran resistencia a disminuir», como si los indicadores tuvieran vida propia.


En suma, no es nada fácil «incomodar» ni «cuestionar» al poder real si reconocemos que nos encontramos en una democracia secuestrada (y menos todavía si nos creemos que estamos en una democracia plena), como indica OXFAM (pero con el asentimiento de la mayoría de los partidos políticos), en la que la necesidad de crear «una nueva educación y una nueva conciencia», como sugería César Manrique, resulta casi imposible pues dicho secuestro impide esa nueva educación e imposibilita esa nueva conciencia que, de obtenerse, tendrían profundas implicaciones sobre nuestra manera aprendida de vivir y sobre nuestros hábitos de consumo. Pero antes habría que reconocer que nos han convertido en consumidores, que nos crean continuamente necesidades innecesarias y que eso va contra nosotros mismos, contra nuestra naturaleza y contra el medio ambiente.

Mi impresión es que solo un impacto externo como el agravamiento del cambio climático o la interrupción del flujo de gas y petróleo, etc., podría forzarnos a volvernos, en el caso de que todavía fuera posible, hacia el territorio y el cambio de hábitos necesario para vivir en él. Por el momento, los que manejan la trama rechazan cualquier tipo de adaptación real y consciente a los límites del territorio, haciéndonos creer que ya estamos en ello con disparates como el coche eléctrico, llenar los tejados de paneles solares o experimentos tipo Chira-Soria y una financiación pública desmesurada que solo sirve para derrochar esos fondos públicos en beneficio de «inversores/saqueadores privados» y de apuestas tecnológicas que no van a resolver ningún problema que beneficie al interés público. Lo único que se consigue es ampliar el espacio y el volumen del saqueo. ¿Tendremos capacidad para empezar a ver esto y decir no?

[1] Publicado originalmente en Palabra y compromiso: Al poder se le incomoda. César Manrique. Activismo. Fundación César Manrique. Pp. 325-341. Lanzarote. 2025.