Según informa José Mújica en Canarias7 los episodios que se viven estos días con la línea marítima que una Canarias con Tarfaya (África) bordean el ridículo.
El delegado del Gobierno, José Segura, sacó pecho para defender lo injustificable: ¿por qué no está operativa un año después de recibir la bendición política?
Segura insistió en que la naviera Armas podrá operar a finales de septiembre (es la tercera fecha que coloca en el cartel el delegado) y matizó, además, que el único permiso tramitado ante la Dirección General de la Marina Mercante es para la isla de Fuerteventura. Y es en tierras majoreras donde surge el problema, sobre todo, de siglas políticas.
Fuerteventura es la isla más próxima a Marruecos. Un barco de la antigüedad del Assalama (antes Ciudad de La Laguna), con más de 40 años de navegación, tarda unas dos horas y 20 minutos, un tiempo que se reduce con la incorporación de un buque más moderno. Desde Lanzarote la duración casi se duplica, una poderosa razón para desechar la vía conejera, pero en Canarias las cosas no se razonan por su simpleza. En Canarias, junto al interés regional, hay que valorar las ambiciones o tramas insulares.
El Cabildo de Fuerteventura está gestionado por un pacto entre Asamblea Majorera (Coalición Canaria) y el Partido Popular, mientras que el de Lanzarote corresponde a otra alianza bien distinta, PSOE-PIL.
La presidenta del Cabildo consejero, Manuela Armas, viajó hace muy poco a la sede madrileña del Ministerio de Fomento para exigir de su compañera de partido, Magdalena Álvarez, el mismo trato que Puertos del Estado le dispensaba a Fuerteventura. O sea, que el reto de estar más lejos de Marruecos fue obviado por la ministra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario