Manuel Mederos/Canarias7
(...)La producción y distribución de energía en Canarias es un negocio poco
lucrativo si no fuese por el dinero del Estado. Los sistemas eléctricos
periféricos, el nuestro, el de Baleares y el de Ceuta y Melilla nos
cuesta 1.800 millones de euros al año para que el recibo de la luz sea
el mismo que el de los peninsulares y para que la empresa que lo
gestione tenga beneficios.
En la polémica sobre el decreto de José Manuel Soria no es oro todo lo
que se dice, pero ninguno de los actores que muerden está libre de culpa
al valorar la situación a la que hemos llegado con nuestro sistema
eléctrico. Habrá que ponerle nombre al fracaso, pero esa es otra tarea.
Lo cierto es que Canarias nunca ha dado la talla en materia de energía,
ni en la ejecución de la planificación; y no por falta de previsión,
sino por caprichos, ambiciones e intereses localistas. Ahí está el gas
paralizado después de 20 años de gestión y miles de millones gastados.
Ahí están infraestructuras eléctricas sin ejecutar, como el sistema de
generación de Lanzarote y Fuerteventura, con el dinero preparado para
invertir cuando alguien decida dar un golpe en la mesa e imponer el
interés general. El retraso del gas para quemar en las centrales provoca
un gasto adicional de 250 millones de euros al año y el retraso en las
infraestructuras de producción y transporte pone en peligro el sistema y
todo el negocio turístico.