El 9 de enero de 2012 nació en Valencia un niño, hijo de dos ciudadanos del mundo, cuyo amor el Gobierno de España ha decidido que hay de juzgar, no vaya a ser que se casen por conveniencia, por el origen pobre de uno de ellos. Me pregunto si a cierta uva pasa que llaman Duquesa, alguien le ha investigado si se casa en su ancianidad por conveniencia o por juvenil pasión amorosa. Algo me dice que en esta Europa tan democrática, el pobre es malvado hasta que se demuestre lo contrario, y el rico es bueno aunque se demuestre lo contrario.
Niño prohibido
Con luna llena ha nacido
un niño que está prohibido,
o eso quisieran las leyes
que dictan hombres no reyes
(y aun si tuvieran tal nombre,
los reyes sólo son hombres).
De la madre no se fíen,
que nació allí y no aquí…
¡Qué delito, qué crimen!
¡Qué cosa tan mala y vil!
Si eres de allí y eres pobre
la ley le dice a la gente
que no llegas a hombre,
sino sólo a delincuente
(mas si tuviera tal nombre,
el pobre también es hombre).
Muévanse las acciones
los bancos subiendo,
se hundan naciones;
sean príncipes, banqueros,
o tiburones financieros,
presidentes o especuladores...
me vale más este niño
que el interés de los ladrones.
Y sea diputado, sea rey,
o del dinero la grey,
quien a los demás legisla,
mandémosle a una isla
si en él no prima una ley.
Únicamente una ley…
Pues una ley ha de valer
para poder llegar a ser
de veras hombres nosotros:
“Amaos como yo os amé
los unos a los otros”.