jueves, 24 de noviembre de 2016

La pobreza y la exclusión también pasean por la emblemática Calle Real


Entre el ir y venir de los cruceristas, pasando frente a las mesas donde se sirven desayunos y pidiendo disculpas a la mujer de mediana edad que junto a su hija  acaba de comprar dos pares de zapatos, uno de los seis hombres sin techo que deambulan cada día por Santa Cruz de La Palma se dirige a los escalones de uno de los céntricos edificios de la Calle Real donde, desde hace casi dos años, pasa las horas muertas.
 Él, como otras cinco personas con perfiles muy similares (hombres mayores de cincuenta años, sin recursos y náufragos del sistema, aunque empadronados y con tarjeta sanitaria vigente) viven como okupas en casas abandonadas de la capital.
 La Plataforma de Personas Desempleadas de La Palma, en su última asamblea, ha reclamado el uso de una de las viviendas propiedad del consistorio capitalino para dar cobijo a una de estas personas sin techo, un sexagenario que desde hace meses duerme al abrigo atrio de la histórica casa consistorial. Los miembros de la plataforma piden una alternativa habitacional, pero no es el único en esta situación. Dos familias, en este caso con hijos, viven como okupas en las viviendas de Mirca que fueron desalojadas por otros inquilinos adjudicatarios de las de protección oficial en Timibúcar.

Teniendo en cuenta que las situaciones de pobreza y exclusión social se viven en familia, se elevan a más de 4.300 las personas en la Isla que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad social. Los datos desvelan que alrededor del 47% de personas beneficiarias de ayudas de emergencia conviven con menores a su cargo. Solo en Santa Cruz de La Palma, y según datos facilitados por fuentes autorizadas del Ayuntamiento, se otorgan mensualmente unas 200 ayudas económicas para la compra de alimentos y otros productos de primera necesidad.