Manuel Mederos
Comienzan a resultar preocupantes los datos dispersos que aparecen sobre los efectos directos de la crisis económica en el tejido social. Que ciento veinticinco mil personas, sólo en Gran Canaria, demanden alimentos y que los comedores de las distintas instituciones estén desbordados, es un dato que pone de manifiesto que las previsiones sobre los efectos sociales de la crisis comienzan a cumplirse y se espera un empeoramiento a medida que las prestaciones por desempleo se agoten. Ante esta situación no sirven los programas electorales con los que se presentaron a las elecciones los partidos que hoy gobiernan en Canarias; no sirve tampoco la estrategia que diseñó la oposición. Ni tan siquiera sirve lo que hace un año se dijo en el Debate del Estado de la Nacionalidad. La crisis es mucho más profunda y avanza a una velocidad que nos supera a todos. La crisis es la única clave que debe mover ese Debate, y son el diálogo y el consenso los únicos valores que podrán impedir el fracaso de ese encuentro parlamentario.
Paulino Rivero está obligado a alejarse del triunfalismo. Se espera del presidente una síntesis de la acción de gobierno en la que no se esconda la autocrítica. El único gesto valioso de ese encuentro será alguna propuesta que logre el acercamiento de los socialistas. Todos esperamos del presidente del Gobierno la suficiente amplitud de miras para posibilitar ese diálogo, pero también la firmeza necesaria para, en el caso de que el PSC decidiera no acceder al mismo, seguir adelante sin ellos. La situación comienza a ser tan dramática que no espera por quien no quiere aportar nada.
Comienzan a resultar preocupantes los datos dispersos que aparecen sobre los efectos directos de la crisis económica en el tejido social. Que ciento veinticinco mil personas, sólo en Gran Canaria, demanden alimentos y que los comedores de las distintas instituciones estén desbordados, es un dato que pone de manifiesto que las previsiones sobre los efectos sociales de la crisis comienzan a cumplirse y se espera un empeoramiento a medida que las prestaciones por desempleo se agoten. Ante esta situación no sirven los programas electorales con los que se presentaron a las elecciones los partidos que hoy gobiernan en Canarias; no sirve tampoco la estrategia que diseñó la oposición. Ni tan siquiera sirve lo que hace un año se dijo en el Debate del Estado de la Nacionalidad. La crisis es mucho más profunda y avanza a una velocidad que nos supera a todos. La crisis es la única clave que debe mover ese Debate, y son el diálogo y el consenso los únicos valores que podrán impedir el fracaso de ese encuentro parlamentario.
Paulino Rivero está obligado a alejarse del triunfalismo. Se espera del presidente una síntesis de la acción de gobierno en la que no se esconda la autocrítica. El único gesto valioso de ese encuentro será alguna propuesta que logre el acercamiento de los socialistas. Todos esperamos del presidente del Gobierno la suficiente amplitud de miras para posibilitar ese diálogo, pero también la firmeza necesaria para, en el caso de que el PSC decidiera no acceder al mismo, seguir adelante sin ellos. La situación comienza a ser tan dramática que no espera por quien no quiere aportar nada.