miércoles, 7 de septiembre de 2016

El balón tiene fe


Aún en nuestra condición de visitante, nos sentimos ante nuestro público, nuestra afición, pequeños y grandes, hombres y mujeres… Todos ustedes, en definitiva, espectadores hoy de un partido que no jugamos contra nadie, que no dura 90 minutos, se los aseguro, y en el que sustituimos la pelota por la palabra, el instrumento más poderoso con el que cuenta el ser humano, para contarles lo que significa pertenecer a la Unión Deportiva Las Palmas, lo que representa vestir unos colores y defender un escudo con el que han vibrado, sufrido, reído, llorado y crecido varias generaciones de grancanarios. Ante la Patrona de la Diócesis de Canarias, en la fachada de esta querida Basílica del Pino, comparecemos un grupo de hombres que, lejos de pretender ser modelo ni ejemplo para nadie, sí se empeña en hacer su trabajo de manera honesta, incidiendo para dicha tarea en una serie de valores y señas de identidad que han forjado la historia de nuestro club, ni mejor ni peor que ninguna, pero a la que estamos obligados a responder con seriedad, trabajo, lealtad, rigor y disciplina
 Testigo a aquellos que vendrán detrás de los que hoy tenemos la fortuna de lucir la camiseta amarilla. Señoras y señores, como jugadores de fútbol no es nuestra misión esta noche impartir aquí una clase de historia ni acercarles académicamente a una figura, la de la Virgen del Pino, ni a unas Fiestas, las que llevan su nombre. Eso ya lo han hecho, y con nota, los que nos han precedido durante décadas en el alto honor de pregonar el inicio de lo que hoy aquí nos convoca. Pero sí nos van a permitir que les traslademos, ante los atentos ojos de Nuestra Señora, el día a día de un vestuario, de una plantilla que se afana por superarse, por ser mejor, que entrena duro, que sacrifica años de juventud, horas de familia, y que conoce a la perfección lo que significa el nombre, la tradición y la afición de la Unión Deportiva Las Palmas. Si nos lo permiten, esta es nuestra historia y con ustedes la queremos compartir. “Ninguno de nosotros es mejor que todos juntos”, reza la leyenda que cuelga en la última pared que vemos en el túnel de vestuarios antes de saltar al terreno de juego.


Frase que condensa el espíritu que reina en el quehacer de un equipo que se precia de serlo. Porque el grupo es lo que nos da fuerzas, un grupo, cierto es, que se nutre del trabajo generoso de cada uno de nosotros pero enmarcado siempre en el contexto de una labor de conjunto, tal y como lo fue también a lo largo de los tiempos la construcción de esta Basílica del Pino. Sólo el esfuerzo armonioso y coordinado de una larga lista de retablistas, escultores, mamposteros, plateros, labrantes, albañiles, carpinteros, herreros, organistas o pintores bajo la acertada batuta de proyectistas o arquitectos hizo posible lo que hoy vemos, una obra maestra que luce esplendorosa gracias a la suma de talentos que nunca perdieron de vista que aportaban su granito de arena para un bien mayor, que les superaba a cada uno de ellos pero que, al mismo tiempo, crecía con cada uno de ellos. Se trata de una filosofía que rechaza la soberbia, que apuesta por la humildad, que no deja hueco al egoísmo, que busca el inconformismo sólo como camino de mejora, que no casa con la resignación y que acoge como acicate unas pequeñas dosis de rebeldía por querer hacerlo cada  día mejor…  Les aseguro que no somos santos, y nunca mejor dicho en este entorno. Y no miro para ninguno de nosotros. Permítannos la broma. Precisamente es ahí, en esos momentos de ego subido, de una palabra más alta que la otra, cuando el grupo surge para arropar, cuando la voz atemperada de los veteranos te aconseja con buen criterio y cuando el espejo te devuelve el mensaje de que todos podemos hacerlo, de que todos somos capaces. Si por algo se ha caracterizado el equipo en gran parte de su historia es por haber puesto toda la carne en el asador de la cantera y hoy, todo este tiempo después, seguimos haciéndolo. Sin ombliguismo, ni rancio insularismo, más al contrario, con la puerta siempre abierta a lo que viene de fuera a enriquecernos y a sumar. Miren a nuestra lista de jugadores, y técnicos, y entenderán perfectamente a lo que nos referimos. Es otra seña de nuestra identidad: apostar por lo de aquí tendiendo una mano a lo de allá. Se trata de un mestizaje que ha gustado siempre a nuestra afición. Nuestra bendita afición. Qué seríamos sin la afición de la Unión Deportiva Las Palmas. A ella nos debemos y con gusto lo hacemos. Si desde esta noche y hasta pasadas las Marías, serán miles los que se acerquen cada día hasta la villa mariana por distintas razones, promesas, fe, diversión, también nosotros tenemos la fortuna de recibir en nuestro estadio a esos miles de aficionados que jornada a jornada, año tras año, en días de gloria pero también en partidos para olvidar, no dejan de animar y jalear al equipo para que no desfallezcamos y sepamos, siempre, que hay una grada dispuesta a dejarse hasta el
último aliento para lanzar un grito de apoyo, para esbozar una sonrisa cómplice y para ondear la bandera del equipo con fuerza hasta el final. Y como hemos vuelto a ver en la pretemporada, y veremos a lo largo de toda la liga, esa cercanía no acaba en el Estadio de Gran Canaria sino que viaja con el equipo allá donde toque jugar. Donde juega la Unión Deportiva allí se canta el “pío pío” y lo cantan los nuestros. Gracias afición. Tenemos claro nuestro compromiso con la sociedad grancanaria. Por eso participamos con sumo placer en actos tan representativos como el de esta noche, y lo hacemos no sólo por la trascendencia del mismo sino por acercarnos más a la gente, a los jóvenes, a los niños, a las familias, a los que más lo necesitan, a los desfavorecidos  por constituir este pregón el pitido inicial de un partido, si se me permite la comparación, muy especial para todos los que vivimos en esta maravillosa isla de Gran Canaria: la Fiesta del Pino. Porque somos conscientes, como lo es la Virgen, de que de nada sirve sentirse intocable, alejado en lo alto del pedestal, si no puedes compartir momentos especiales con los demás........


Estracto del  pregón del Pino 2016