Apenas hemos estrenado el nuevo año y ya han surgido los primeros problemas en la sanidad canaria, derivados del recorte llevado a cabo por el Gobierno autonómico. Y es que, aunque el Ejecutivo no se cansa de repetir que el aumento de la jornada laboral (de 35 a 37,5 horas semanales) no conllevará la pérdida de puestos de trabajo, lo cierto es que la realidad dicta lo contrario. De hecho, según denuncian desde el Sindicato Médico (CESM) y el Sindicato de Enfermería (Satse), solo los hospitales de la provincia han perdido ya a más de un centenar de profesionales.

Las previsiones, además, no son halagüeñas, hasta el punto de que el Satse estima que a lo largo de los próximos meses, y sólo en la isla de Tenerife, se perderán cerca de 200 puestos de trabajo en el ámbito de la enfermería.