PEDRO MARRERO.
Los servicios sociales del Ayuntamiento derivan cada día más gente con poco o ningún dinero para que Cáritas les atienda en sus centros de acogida. La economía familiar de muchas familias canarias está al borde de la quiebra. Los centros de Cáritas se encuentran saturados y cada día son más las personas que acuden a este organismo en busca, simplemente, de comida. Estoy convencido de que algunos estamentos oficiales de ámbito local y del gobierno de Canarias podrían hacer algo más por Cáritas Diocesana de Tenerife. Y lo digo porque me espeluzna leer que se invierten diecinueve millones de euros en remodelar la Plaza de España mientras hay centenares de canarios en el umbral de la pobreza. Me duele leer que para recrear "La Gesta" del 25 de julio se inviertan más de trescientos mil euros en vestidos de época (sin contar otras "minucias"). Me duele escuchar que los parlamentarios, los ediles u otros cargos públicos "se suben el sueldo" en un altísimo porcentaje; que muchos de ellos cobran por encima de los seis mil euros al mes, y no hay quien ponga freno a tanto disparate. Me duelen los gastos "oficiales", de propaganda, de protocolo, de dietas, de viajes... (¿Por qué los cargos públicos viajan con tanta frecuencia?). Me duele, porque sé de las necesidades de muchas personas que sólo tienen a Cáritas como soporte vital. Y la gente no es tonta. La gente compara y aprecia el desequilibrio.Hay un dicho popular que dice "si alguien tiene hambre, no le des un pez; enséñale a pescar". En este caso, habría que echar mano del milagro de la multiplicación de los panes y los peces para atender a tanta gente. Tomemos conciencia.