Carmen nogales/facebook
Hace unos días leí un comentario en fcbk que comparaba el legendario trompo con el actual spinner. Decía algo así como que no nos debíamos extrañar de que a los niños les guste el spinner, un cacharrito que lo único que hace es dar vueltas, ¡pues igual que el trompo!, decía el comentario.... Y yo pensé, 'pues es verdad, cosas de niños, el spinner no tiene nada de malo ni de raro; es como el trompo'.
Mi hijo no tenía spinner en ese momento. Días después apareció con uno q le compró el padre.
Esta noche mi marido me decía lo mismo, '¿qué encuentran de divertido los niños en este cacharrito que tan sólo da vueltas?' Y me acordé del comentario comparándolo con el trompo. Pero entonces reflexioné mas allá. Si nos paramos a ver qué es, cómo funciona y cómo usaban los niños el trompo y lo comparamos con el spinner, podemos llegar a comprender las diferencias que ha sufrido (sí, 'sufrido') la infancia y la sociedad desde que se inventó el trompo hasta la del spinner de hoy.
Para jugar con el trompo primero tienes que enrollar una cuerda; hay que ponerse de pie, tirarlo y hacer eso muchas veces porque no sale a la primera, sino que ¡hay que aprender! (paciencia, tiempo, cultivar la destreza, esforzarse en aprender,...). Los niños jugaban para ver quien llegaba más lejos, o qué trompo duraba más tiempo bailando, o si sabían echarlo en la propia mano o pasarlo de un lado a otro utilizando la cuerda, incluso lo dcoraban con pinturas y dibujos (creatividad).
Veamos cómo los niños de hoy usan el spinner.... ¿Acaso tienen que aprender a bailarlo? ¿O siquiera tienen q levantarse de la silla para echarlo? ¿Que esfuerzo de tiempo, paciencia, aprendizaje o destreza requiere el spinner de nuestros niños de hoy?.... Curioso como un pequeño cachivache nos da pistas de qué éramos y en qué nos hemos convertido, cómo ha cambiado la sociedad y, por tanto, nuestros niños. Extrapolemos este uso de un cachivache sin aparente importancia, a otros temas importantes, como por ejemplo, cómo una persona ejerce o pretende ejercer su compromiso social y político hace 20 años a cómo lo queremos hacer ahora sin levantarnos del sofá....
Esta noche mi marido me decía lo mismo, '¿qué encuentran de divertido los niños en este cacharrito que tan sólo da vueltas?' Y me acordé del comentario comparándolo con el trompo. Pero entonces reflexioné mas allá. Si nos paramos a ver qué es, cómo funciona y cómo usaban los niños el trompo y lo comparamos con el spinner, podemos llegar a comprender las diferencias que ha sufrido (sí, 'sufrido') la infancia y la sociedad desde que se inventó el trompo hasta la del spinner de hoy.
Para jugar con el trompo primero tienes que enrollar una cuerda; hay que ponerse de pie, tirarlo y hacer eso muchas veces porque no sale a la primera, sino que ¡hay que aprender! (paciencia, tiempo, cultivar la destreza, esforzarse en aprender,...). Los niños jugaban para ver quien llegaba más lejos, o qué trompo duraba más tiempo bailando, o si sabían echarlo en la propia mano o pasarlo de un lado a otro utilizando la cuerda, incluso lo dcoraban con pinturas y dibujos (creatividad).
Veamos cómo los niños de hoy usan el spinner.... ¿Acaso tienen que aprender a bailarlo? ¿O siquiera tienen q levantarse de la silla para echarlo? ¿Que esfuerzo de tiempo, paciencia, aprendizaje o destreza requiere el spinner de nuestros niños de hoy?.... Curioso como un pequeño cachivache nos da pistas de qué éramos y en qué nos hemos convertido, cómo ha cambiado la sociedad y, por tanto, nuestros niños. Extrapolemos este uso de un cachivache sin aparente importancia, a otros temas importantes, como por ejemplo, cómo una persona ejerce o pretende ejercer su compromiso social y político hace 20 años a cómo lo queremos hacer ahora sin levantarnos del sofá....