ROTOS
Por Josemi Martín
(...) Las Palmas de Gran Canaria ha sido el dramático escenario de la fractura social y generacional que afecta, en mayor o menor medida, a toda la sociedad canaria. El boom del turismo de los sesenta posibilitó el que algunos sectores, en su desplazamiento de las zonas rurales a la ciudad, incrementaran su calidad de vida, el nivel de estudios de las segundas generaciones, a la par que abandonaban los esquemas de la sociedad tradicional que ellos y sus antepasados habían reproducidos sin demasiadas alteraciones durante siglos. Sin embargo, otros muchos sectores, los más, quedaron al margen de esta incipiente prosperidad, comenzando a formar los sectores subalternos y prescindibles de nuestra sociedad. A mediados de los setenta, el abandono español del Sáhara, no hizo sino añadir otra problemática más en forma de oleadas de colonos que se arracimaron en los barrios populares de la ciudad, muchos de ellos carentes de servicios tan elementales como el agua. La batalla popular por este bien precioso contra el PSOE municipal inauguró la década de los 80. El ensoñamiento de una ciudad atlántica, con un Puerto siempre pujante y Festival de Música, apenas alteró el esquema de una urbe bipolar, de dos pisos: la ciudad baja, con su coqueto barrio de Vegueta-Triana, la cosmopolita zona de Mesa y López, la joya de Las Canteras y, por otro lado, barrios enteros de precariedad, cuando no directamente prostitución y droga. Crecí en uno de esos barrios bipolares. Sé bien cómo esa estructura era fácilmente perceptible hasta en mi clase de E.G.B. Lo que vino después no hizo sino confirmar que algunos podríamos escapar y ascender un poquito mientras que los más continuarían en los mismos peldaños que ya habían ocupado sus padres pero en una sociedad mucho más hostil. Eligio Hernández alertó en los 80 de la posibilidad de un “caracazo” en Las Palmas nunca ocurrido. Acaso lo de ayer sea la forma que adoptan los caracazos en Canarias. Ojalá queden ahí.
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http://www.tamaimos.com/2014/06/23/rotos/#.U6qJt3mghoQ