Es Canarias misma la que justifica la existencia de una televisión y una radio pública, no la política ni los partidos que la sustentan. Un territorio fragmentado como el nuestro tiene pocas opciones para articular adecuadamente su carácter regional.

El otro gran elemento de cohesión territorial es una RTVC articulada como servicio público que garantice la comunicación entre los canarios, que convierta la diversidad y las peculiaridades territoriales en un mosaico comprensible y al alcance de todos. Esa misión sólo es posible desde la responsabilidad pública. No se le puede pedir a la iniciativa privada que se ocupe de lo que no es de su interés. El modelo canario de televisión es de los más baratos de España y del mundo, y ha funcionado desde su creación con excelentes resultados con una gestión pública que se apoya en la producción privada de programas.
Otra cosa es la gestión de la RTVC, hasta ahora en manos de los gobiernos y con escaso control parlamentario. En ese sentido será muy positivo que el pacto de Gobierno PSOE-CC desarrolle su compromiso de buscar un estatuto de mayor independencia del Ente Público, sometiendo al Parlamento de Canarias el nombramiento de los órganos de gobierno de la RTVC, incluyendo el de su director general. (...)