domingo, 11 de noviembre de 2007

REPITE, QUE ALGO QUEDA

FRANCISCO POMARES
Era Goebbels, ministro de propaganda del Tercer Reich, el que aseguraba que una mentira repetida las veces suficientes acaba por convertirse en una verdad. Desde entonces ha llovido mucho, pero la sentencia goebbeliana no ha dejado de ser puesta en práctica de forma sistemática y continuada por todo tipo de políticos, no sólo por dirigentes nazis o autoritarios. El arte de mantener una mentira contra viento y marea se enseña hoy en las escuelas de liderazgo y oratoria. Gracias al uso masivo de la publicidad como arma política, y a la ausencia creciente de cualquier debate de ideas, el apoyo ciudadano a las opciones partidarias se basa cada vez más en la capacidad de los líderes y propagandistas de sostener eslóganes y simplificaciones capaces de ser aceptadas por mayorías que no quieren complicarse mucho con la verdad.En Canarias, al rebufo de un fenómeno con escasísima influencia en la situación demográfica de las Islas -el problema humanitario de la llegada de pateras y cayucos- se ha logrado imponer la idea de que el exceso de población es responsable de todos los males del Archipiélago. En las últimas semanas el presidente del Gobierno no ha parado de repetir en todos los foros donde habla una falsedad absoluta, que es la de que el exceso de población se está convirtiendo en un freno al desarrollo de las Islas, en una rémora creciente para la prestación de servicios de calidad a la ciudadanía. Paulino ha repetido esa cantinela a todas horas, modulando el tono del discurso según su conveniencia: en el Club Siglo 21 dijo que el exceso de la población está deteriorando la Sanidad (no creo yo que la huelga general sanitaria que se nos viene encima tenga absolutamente nada que ver con ese supuesto colapso de las listas de espera por culpa de la población foránea), pero en la emisora de la Cope ha ido el presidente bastante más lejos, llegando a culpar a los emigrantes del colapso del tráfico en los accesos a Santa Cruz de Tenerife. También hay un discurso que asegura que la delincuencia crece porque crece la población, y ahora otro que explica el aumento del desempleo porque hay demasiada población. La verdad es justo la contraria: cuando hay más población, lo que hay son más recursos para gastar en sanidad, y si crece la población es porque hay más bienestar y más trabajo. Responsabilizar al "exceso de población" -una forma nueva de referirse a los de fuera- de todos los males de la región, es obviar el hecho de que en Democracia la responsabilidad por el fracaso en la gestión de lo público no corresponde a los gobernados sino a los gobernantes. Pero el discurso va calando en esa misma población a cuyo ´exceso´ se responsabiliza de que las autoridades de Sanidad no resuelvan las listas de espera, las de Educación no logren superar el fracaso escolar canario o de que los ayuntamientos no logren resolver el problema del tráfico. ¿Ocurre porque somos muchos?