JOSÉ NARANJO (Extrato)/ LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
"Los padres del viajero clandestino desempeñan un papel crucial. La inmensa mayoría están a favor del viaje de sus hijos y, entre los padres, son las madres que venden adornos y otros objetos valiosos para sufragar las necesidades del viaje". Ésta es una de las conclusiones del estudio promovido por la Universidad Cheikh Anta Diop de Dakar en el que se han realizado entrevistas a 200 de los inmigrantes que fueron repatriados desde Canarias a Senegal. En el viaje interviene en primer lugar, el promotor, que se encarga de conseguir el cayuco y asegurar la logística. Luego están los pasadores, en realidad intermediarios, que promocionan la expedición y recaudan el dinero. Y finalmente, ya a bordo de la barcaza, hay uno o varios hombres de mar que conducen la piragua por turnos y manejan el GPS (aparato parecido a la brújula). Estos últimos hacen el viaje gratis. La implicación de los padres de la mayoría de los inmigrantes, sobre todo de los más jóvenes, es tal que, en algunos casos, se encargan de hacer los contactos y acompañar a sus hijos hasta la costa. El cayuco cuesta entre 10.000 y 12.000 euros, que son equipados con dos motores, que suele ser uno nuevo y otro comprado de ocasión. Se compran unos 3.000 litros de combustible, agua y arroz en gran cantidad y se coloca todo en la barcaza. El coste total de cada expedición es de unos 23.000 euros y cada pasajero paga entre 300 y 1.000 euros.
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