En una situación económica tan dramática como la que hemos vivido en los últimos años como consecuencia de la tan mentada crisis económica, parece una perogrullada decir que las políticas sociales tienen una importancia sublime. Pero es que este tipo de obviedades, si no se recuerdan de vez en cuando pueden terminar en el más absoluto de los olvidos. Y traigo esto a colación porque la pasada semana, el periódico “El Día” publicaba un informe relacionado con la situación de los servicios sociales en el Archipiélago, elaborado por el Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Las Palmas. Y lo que se recoge en ese informe, no se puede obviar.
Sobre todo, por lo alarmante de sus conclusiones: la desigualdad en Canarias ha aumentado un 12%, mientras que las prestaciones públicas, lejos de haber aumentado en consonancia con esa alza, se han reducido considerablemente. Y es que la Prestación Canaria de Inserción (PCI), ¡solo llega a uno de cada cien hogares en los que no hay ningún tipo de ingreso! Y lógicamente, nos preguntamos: ¿qué tipo de prestación de inserción es esa? ¿Cómo es que no se le ha dotado de más fondos públicos? Si el Gobierno de Canarias no se gasta nuestros dineros en este tipo de ayudas, ¿en qué lo hace? ¿En campañas publicitarias para inocular a la ciudadanía su rechazo a las prospecciones petrolíferas y a la privatización de AENA?