domingo, 19 de julio de 2009

Las donaciones de particulares a falta de ayudas públicas, mueven la labor de Cáritas.

ARÁNZAZU FERNÁNDEZ
El estado de bienestar ha empezado a gotear por la fuerte crisis económica y un sector de la sociedad, cada vez más numeroso, se ha quedado fuera de ese paraguas, no teniendo otra salida que el paro y recurrir a las ayudas sociales y solidaridad de mucha gente para poder subsistir".
Mientras la ayuda institucional tarda en llegar, la organización de la Iglesia trata de seguir prestando sus servicios de comedor social, mediación y orientación psicológica y casa de acogida, gracias a las donaciones de particulares y empresas que contribuyen a donar dinero y material para el funcionamiento diario de la entidad y pagar el personal, así como víveres y otros recursos.


Uno de los usuarios de Cáritas, a través de la parroquia de Altavista, en Arrecife, es Abdelmalek Karqui, padre de dos niños de dos y seis años, respectivamente, y una niña de menos de un mes. Lleva un año sin trabajo, la prestación por desempleo se le ha agotado y en su hogar sólo entra una ayuda de 420 euros del subsidio para los cinco miembros de esa familia de origen saharaui, incluida su mujer, El Khalifa Karqui. Atrás han quedado los catorce años que Abdelmalek ha trabajado en restaurantes y hoteles de la Isla como cocinero y pastelero.