DOMINGO NEGRÍN MORENO | Santa Cruz de Tenerife
La manifestación del Primero de Mayo que discurrió por dos calles de Santa Cruz de Tenerife (Méndez Núñez y El Pilar) fue un paseo sindical. Era como una romería, pero sin banderas de España actualizadas. Había, eso sí, enseñas de la segunda república, nacionalistas (de las siete estrellas verdes), una vasca con las siglas de UGT y hasta una de Grecia en homenaje a Syriza.
En el recorrido entre la plaza de Weyler y la del Príncipe de Asturias reinó la calma, solo alterada por las cansinas bocinas. De la cabecera se cayó Intersindical, que se situó en una segunda línea tras la ruptura de la unidad. Con el habitual retraso en la salida, la comitiva tardó menos de una hora en alcanzar su destino. “Por el empleo, la protección social y el derecho a huelga”, rezaba la pancarta más visible.
La anécdota de la jornada se produjo cuando, a su paso por la sede de la Subdelegación del Gobierno, un grupo profirió gritos de: “Ahí está la cueva de Alí Babá”. Un veterano ciudadano que estaba apoyado en la pared ironizó: “¡No, que los sindicatos no han robado!”. Un sindicalista comentó por lo bajini: “Mejor que nos callemos”. Y la fiesta continuó en paz. En una macabra gracieta, asalariados de la empresa de transportes TITSA simularon la ejecución de un trabajador a la horca por el Cabildo.
Los participantes compartieron valores y calores. Los gestos avinagrados se tornaron en alegría al llegar a las casetas de La gran fiesta del vino, en el marco de los actos conmemorativos de la fundación de la ciudad. En el entorno del templete corría el aire. Era mayor la aglomeración en el tranvía, latas de sardina sobre raíles. Mientras la muchedumbre dispersa estaba de cháchara, las chácaras precedieron a los rancios acordes de Patria canaria, no tan machacones como las trasnochadas canciones protesta de la megafonía de la furgoneta del Centro de la Cultura Popular. La voz de Mari Carmen Martínez tuvo un efecto movilizador. “Este siempre ha sido nuestro espacio y va a seguir siéndolo”, resaltó la secretaria general de la unión insular Comisiones Obreras. Se cree que lanzó una puya a los partidos políticos que confundieron esta forma de expresión reivindicativa con la campaña electoral.
No es de extrañar ver a políticos del PSOE en actos de estas características; sobre todo, desde una postura de oposición a La Moncloa. Algunos dirigentes, cargos públicos y, en esta ocasión, candidatos se incorporaron a título particular. Sin embargo, otras formaciones del espectro de la izquierda exhibieron sus siglas y rivalizaron en protagonismo con las centrales sindicales. Se hicieron notar, por ejemplo, IU, Podemos, ANC, Sí se puede y comunistas varios.
El otro foco de atención estaba en la contramanifestación de los rebeldes de Comisiones Obreras, que en una concurrencia muy numerosa, clamaron contra la “dictadura sindical” y pidieron la dimisión del secretario general confederal, Ignacio Fernández Toxo. A unos 800 metros de distancia, su presencia desbordó las previsiones y metió presión.
En el escrito leído al final, los convocantes detallaron unas iniciativas que “permitirían salir de la crisis de manera solidaria y sentar las bases para un desarrollo futuro sostenible e integrador”. Como quiera que creen que sería más fácil ponerlas en marcha a través de acuerdos, los signatarios se comprometen a trabajar, “como hemos venido haciendo”, tanto en el ámbito del dialogo social bipartito, con las organizaciones empresariales, como tripartito, incluyendo a los gobiernos”. Para cumplir tal propósito, apelan a la responsabilidad de los empresarios y las administraciones para que antepongan los intereses de la ciudadanía antes que los suyos”.
Convencidos de que la situación requiere de “un esfuerzo que los trabajadores y las trabajadoras ya han hecho en los peores años”, los sindicatos llaman a los partidos a que asuman las propuestas para “impulsar un nuevo camino”. Fortalecer la negociación colectiva, crear empleo de calidad, mejorar los salarios y extender la protección social son algunas de esas “actuaciones urgentes”.
Además de CC.OO. y la UGT, CSI.F plantea una negociación inmediata para “reinstaurar las condiciones laborales y el verdadero restablecimiento de los servicios públicos acorde con la recuperación económica”.
Ausente por discrepancias con la estrategia y el modelo de las organizaciones “institucionales”, USO reivindica una “profunda transformación” y se inhibe en el “paripé de la concertación”.
La mala noticia es que no había mucha gente. La buena, que no se perdieron gran cosa.