El desgarro del fútbol
Rafael Álvarez Gil/Canarias7
El escenario que vivimos ayer en el Estadio de Gran Canaria es habitual en otras latitudes. Y lo sabemos. Lo que ocurre es que esta vez tocó cerca, muy cerca; en el recinto de Siete Palmas que hasta ahora más bien se ha caracterizado por su ventolera y enfriamiento del juego por unas pistas de atletismo que maldita la hora que las pusieron. Y nos sorprende. ¿Falló la prevención en la seguridad? Pero los excesos de algunos no siempre son causa directa o única de las bajas pasiones, de la maldad que anida en un puñado de desalmados. Hay un daño estructural que late en la sociedad de la indiferencia, del descompromiso por aquellos jóvenes y sus familias que malviven diariamente entre los reveses económicos y los dramas personales que siempre llevan consigo.