F. J. CHAVANEL
Operación Singapur. Juan José Cardona el miércoles en Madrid en su
conferencia planetaria citó en unas cuantas ocasiones a Singapur,
vinculando su nombre al futuro de Las Palmas de Gran Canaria. Otro
político, en plena ascensión de los noventa, José Carlos Mauricio, unió
Hong-Kong con esta ciudad. No está mal Singapur como meta. Un renta per
cápita de 40.000 dólares al año; un paro de apenas un 2%, una de las
capitales del mundo en cuanto a mercados financieros, uno de los puertos
que más mercancías mueve al año. Sin embargo, los casinos se despliegan
por la ciudad como si fuera Las Vegas, en un romance con el vicio y las
perversiones humanas que incluyen relaciones sexuales con niños, todo
tipo de ludopatías, prostituciones varias y de todos los colores… Es la
ciudad soñada por el ultraliberalismo. Bajos impuestos, inversiones sin
inseguridades jurídicas, un lugar casi perfecto para realizar negocios.
Cardona no explicó demasiado bien por qué de repente esta querencia por
Singapur. Otras veces había hecho más hincapié en el lugar estratégico
que la ciudad que dirige posee hacia África. Tal vez el secreto resida
en las plataformas petrolíferas que visitan Singapur cada año. Es el
centro asiático de reparaciones al por mayor; un puerto extraordinario y
espectacular que mueve auténticas fortunas. ¿Qué pasaría si el puerto
de Las Palmas fuese declarado centro logístico para plataformas
petrolíferas en este lugar del Atlántico? De momento este espacio está
vacío.
Conocemos que eso es lo que va hacer Repsol cara a sus próximas
prospecciones en la mediana, pero Repsol no está sola. Es posible que
pronto una marca del calibre de Rolls Royce, decida apuntalarse en La
Luz. La fortaleza de Rolls Royce en el campo de las plataformas
petrolíferas está en la construcción de las hélices. Si vienen los
ingleses vendrán una cuantas marcas más. Es obvio. El año pasado el
puerto grancanario recibió unas doce plataformas, cada una de ellas con
250 personas a bordo, a las que hay que añadir la pléyade de ingenieros y
de especialistas que cada empresa envió desde origen a seguir las
reparaciones en la isla. Se calcula que movieron entre 700 y 800
millones de euros, entre pagos efectuados al Puerto, y todo lo que
significó su mantenimiento.
Lo que se espera en el futuro es la recepción de unas treinta
plataformas al año durante treinta como mínimo, lo que precisa que el
Puerto cambie su fisonomía. Luis Ibarra, autoridad portuaria, ya lo está
haciendo con el apoyo del PP a nivel central. De ahí que Cardona tenga
información privilegiada de lo que está sucediendo.
Los datos del año pasado evidencian que el puerto grancanario sigue
perdiendo servicios en el tráfico de contenedores (cien mil menos en
2013), y así seguirá sucediendo mientras el empresario Javier Esquivel
mantenga la relación de enfrentamiento enfermizo que sostiene con su
socio Mediterranean Shipping. Esquivel es consciente de sus limitaciones
y no ceja en su empeño de seguir a sangre y fuego laminando cualquier
tipo de competencia en el Puerto. Ahora quiere pasarse a la reparación
de plataformas. Es un negocio que no conoce pero presiona y da el coñazo
como nadie para salirse con la suya. Es la prueba definitiva de la
metamorfosis que le espera al Puerto de La Luz. Probablemente ese puerto
ocupará un papel primordial en el avance de la economía de esta parte
del Archipiélago. Las Palmas de Gran Canaria no será Singapur, no tendrá
ese nivel de paro ni esa seguridad jurídica ni esa renta per cápita,
pero es una oportunidad de oro que no se puede dejar pasar si se
pretende apostar por la competitividad.