Juan Velarde
El acuerdo entre Partido Popular y Coalición Canaria para la gobernabilidad de Canarias no es que se encuentre en estos momentos complicado, es que resulta inviable de todo punto porque, una vez más, Paulino Rivero se niega en redondo a que la lista ganadora, en este caso la de José Manuel Soria, se haga con la Presidencia.
Ya pasó en 2007, cuando el PSOE de López Aguilar obtuvo 26 escaños, por los 19 de los nacionalistas y 15 del PP. Con siete diputados de diferencia, Aguilar tenía claro que ser jefe del Ejecutivo era un hecho irrenunciable e incuestionable, pero Rivero no pensaba así y al final acabó obteniendo el respaldo de los conservadores. Lógicamente, con 70.000 votos de diferencia a favor de la marca de la gaviota, pero con las mismas actas, 21, el líder de CC no iba a conformarse con menos, máxime cuando la idea de José Manuel Soria es meter la tijera a fondo en la administración autonómica.
Desde luego, resultan curiosas las prisas de Paulino Rivero y que éste sea el que se ponga al frente de las operaciones para conformar Gobierno. Por lógica, en todo caso, le debería corresponder esa tarea al Partido Popular como fuerza más votada, pero es evidente que en CC ya tienen un acuerdo precocinado con el PSOE y de ahí que sin mayores sutilezas el candidato nacionalista esté pensando en cómo se repartirá con José Miguel Pérez, el tercero en discordia, el resto de áreas.
Rivero, como si hubiese sido el primer elegido por la voluntad popular en las urnas, manifestó que su obligación era "cerrar una fórmula de gobierno cuanto antes y no entrar en culebrones. Mi obligación es trabajar para que Canarias tenga un Gobierno sólido, fuerte y estable para seguir haciendo frente a la situación económica".
Jugando con los números más favorables, el presidente en funciones adujo que "CC ha crecido en dos diputados en el Parlamento autonómico, por lo que detrás de este resultado hay un reconocimiento de los ciudadanos que han respetado el trabajo que se viene haciendo en el Gobierno de Canarias". Sin embargo, puesto a hablar de crecimiento, mucho mayor fue el del PP, que pasó de 15 a 21 escaños.
Por si faltasen elementos de juicio para saber en lo que está pensando Rivero, esta frase ya es antológica. Asegura que no tienen porque pactar los dos partidos que han obtenido mayor número de diputados, sino que entiende que "los pactos son aquellos que sumen más de 31 diputados para Canarias, así como los que responden a un programa, objetivos".
Y remachó su intervención subrayando que "a ver quién es capaz de conciliar un proyecto que responda a los intereses estratégicos de Canarias". ¿El interés es que Rivero sea presidente? Así lo parece.