RAZONES PARA UNA SOFOQUINA
Teresa Cárdenes
Después de la sofoquina, el presidente del Parlamento canario, Antonio Castro Cordobez, se confesó apesadumbrado por el cutre tramo final del debate de investidura de Paulino Rivero como presidente del Gobierno. Razones no le faltan, y no sólo por la imprudente firma y registro de sendas carta al Rey y a La Moncloa dando cuenta de la elección de Rivero horas antes de que se votara.Nunca antes un pleno de investidura registró tal cúmulo de motivos para el bochorno... y hasta la preocupación. De entrada, por el trasunto claramente xenófobo que se deriva del discurso del flamante presidente en lo tocante al crecimiento demográfico de Canarias. Pasemos por alto que las últimas cifras del INE apuntan un aumento anual de 26.000 personas, exactamente la mitad de las cincuenta mil a las que alude Rivero una y otra vez. Y preguntémonos en serio a dónde cree el presidente que llegaremos por la vía de culpar a los foráneos del paro, el mal servicio sanitario, el consumo del territorio, la construcción de casas, el aumento del número de coches y, ya en el colmo del delirio, hasta el cambio climático. Dice Paulino Rivero que es una completa hipocresía escurrir el bulto y no afrontar en serio el factor demográfico. Pero se burla de nuestra inteligencia y hace un muy flaco favor a la convivencia al engarzar sin disimulo el fenómeno de la inmigración hasta con el riesgo del terrorismo islámico. Por favor. Si éste va a ser el talante del nuevo presidente, el mismo que reprocha al socialista Juan Fernando López Aguilar que se cobije bajo supuestos "mentores mediáticos", y acto seguido sale del Parlamento para dar su primera entrevista en exclusiva a Radio El Día, que Dios nos coja confesados.Y luego están las formas. Es claro que Rivero incurrió el miércoles en un abuso manifiesto del reglamento de la Cámara para despacharse cuanto le vino en gana con López Aguilar. Pero aún peor ha sido la elección por parte de CC de un portavoz, José Miguel Barragán, que denigra su condición de representante de todos los canarios haciendo en sede parlamentaria unas chanzas tan impresentables que no resistirían el menor examen ni en la barra de un chiringuito en Carnaval. Pero éste es el nivel, y encima intentarán hacernos creer que ellos son el espejo de Canarias.
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