miércoles, 23 de mayo de 2007

corrupción en la Playa de las Teresitas, S/C Tenerife

Premio Nobel de Caciquismo
Ramón Trujillo
Santa Cruz de Tenerife se arriesga a "marbellizar" su vida política, a causa de su alcalde multimputado, que quiere utilizar el Ayuntamiento y el Parlamento para dar la batalla frente a las graves acusaciones que afronta. Quizá el mayor abuso que el señor Zerolo ha perpetrado contra sus vecinos fue comprar la Playa de Las Teresitas, nuestra playa, a dos multimillonarios beneficiarios de la política de bienestar social de tan peculiar alcalde. Los vecinos que han pagado sus impuestos de basura, o rodaje, no imaginaron que, con su esfuerzo económico, hacían un donativo de 8.750 millones de pesetas a dos señores que concentraban todo el bienestar social que falta en la ciudad.
Cuando el Tribunal Supremo anuló esa compra ilegal de la playa, el señor Zerolo se lanzó a unas ruedas de prensa alucinadas en las que negó que la sentencia firme fuera firme, habló de «supuesta» sentencia e insinuó ser víctima de una «trama». Su compañero, el señor Paulino Rivero, celebró la noticia de la sentencia del Supremo, que demostraba que el alcalde había dilapidado varios miles de millones de pesetas de los santacruceros, porque, según Rivero, ahora tendrían garantizada la mayoría absoluta. Él entiende que violar la ley merece un premio electoral. Por eso, tienen una cuña publicitaria radiofónica que afirma que la política que se hace es una vergüenza y que, por lo tanto, mejor es votar a Zerolo, porque es de aquí. Un razonamiento mínimamente ético propugnaría que, si la política que se hace es una vergüenza, entonces habría que combatirla. Pero Coalición Canaria ya no cree en la ética, ni para mancillarla en su publicidad.
El señor Zerolo es responsable de abusos medievales: no luchó para evitar que varios vecinos de San Andrés perdieran sus casas. Un mal día sus casas aparecieron a nombre de una empresa en el registro de la propiedad, sin tener conciencia de haberlas vendido. Y, todo ello, en un proceso urbanizador supervisado por un Robin Hood al revés: permite que se empobrezca el vecino de a pie, para enriquecer al millonario que es su razón política de ser. Además, logró que el Estado pagara a dos millonarios por terrenos del Estado: algunos de los miles de metros cuadrados de Las Teresitas, que nos compró nuestro alcalde, eran dominio público. Mientras transcurría este esperpento bananero, muchos propietarios modestos de San Andrés fueron obligados a vender sus fincas, muy por debajo de su precio de mercado, para que otros particulares hicieran negocios privados. Si existiera el Premio Nobel de Caciquismo, este año le caería al señor Zerolo.
Utilizar las instituciones públicas para que determinados particulares acaparen riqueza podrá ser legal o ilegal, pero es corrupción. Coalición Canaria ha pasado de su mayoría absoluta en Santa Cruz a la inmoralidad absoluta. Su pervivencia en el gobierno municipal sólo podrá dañar aún más a su víctima favorita: la cultura democrática.

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