La dentadura de las orcas necesita de cuidados odontológicos permanentes. Sus dientes son totalmente diferentes a los del resto de mamíferos y eso también los hace más frágiles. Para prevenir infecciones e inflamaciones, en Loro Parque limpian cada día la boca de sus orcas y periódicamente las someten a revisiones odontológicas.
Contrariamente a lo que pudiera parecer, la dentadura de las orcas no es como la del resto de mamíferos, pues además de ser morfológicamente distinta, no la usan para cortar, desgarrar y triturar, sino para atrapar a sus presas. Eso ocurre cuando viven en la naturaleza, pero en cautividad se sirven de los dientes para manipular objetos y explorar y morder el recinto en el que viven. Y en ambos casos, aunque las causas son distintas, «los problemas son los mismos y los dientes acaban dañados». En muchos casos acaban «con la parte blanda totalmente expuesta, lo que les puede provocar no sólo dolor, sino inflamaciones e infecciones», explica Javier Almunia, experto en cetáceos y director de Loro Parque Fundación.
La ferocidad que aparenta la boca de una orca esconde, sin embargo, una dentición que, por sus propias características, es fácilmente erosionable. Se trata de dientes de forma cónica que, como el resto, están cubiertos por una capa de dentina, pero que, sin embargo, en la zona donde se encajan en la encía son especialmente frágiles. Ahí, indica Almunia, la pulpa del diente suele perder la dentina y quedar expuesta dando lugar a problemas bucodentales.
Las orcas que viven en cautividad «reciben cuidados dentales» y diariamente los cuidadores les lavan los dientes con agua destilada y agua oxigenada diluida. «Es la manera de evitar inflamaciones o infecciones», dice Almunia.
Para comprobar si hay inflamación se fotografía la boca de los animales con una cámara infrarroja que permite ver cualquier irregularidad. Además, mensualmente se les hace un análisis de sangre para comprobar que si hay infección.
Si los resultados son positivos, los veterinarios hacen exploraciones específicas y si la pulpa del diente ha quedado expuesta tienen que desvitalizarla. Esa desvitalización del diente se hace practicando un agujero en la pieza afectada con un taladro para facilitar. Con el diente desvitalizado, la limpieza se realiza de una manera más fácil y están descartadas las enfermedades.
La ferocidad que aparenta la boca de una orca esconde, sin embargo, una dentición que, por sus propias características, es fácilmente erosionable. Se trata de dientes de forma cónica que, como el resto, están cubiertos por una capa de dentina, pero que, sin embargo, en la zona donde se encajan en la encía son especialmente frágiles. Ahí, indica Almunia, la pulpa del diente suele perder la dentina y quedar expuesta dando lugar a problemas bucodentales.
Las orcas que viven en cautividad «reciben cuidados dentales» y diariamente los cuidadores les lavan los dientes con agua destilada y agua oxigenada diluida. «Es la manera de evitar inflamaciones o infecciones», dice Almunia.
Para comprobar si hay inflamación se fotografía la boca de los animales con una cámara infrarroja que permite ver cualquier irregularidad. Además, mensualmente se les hace un análisis de sangre para comprobar que si hay infección.
Si los resultados son positivos, los veterinarios hacen exploraciones específicas y si la pulpa del diente ha quedado expuesta tienen que desvitalizarla. Esa desvitalización del diente se hace practicando un agujero en la pieza afectada con un taladro para facilitar. Con el diente desvitalizado, la limpieza se realiza de una manera más fácil y están descartadas las enfermedades.