“El sistema electoral canario tiene el dudoso honor de encabezar el
ranking mundial” de los más desproporcionados en cuanto a desigualdad de
voto de cada elector, de modo que las circunscripciones (islas) donde
vive casi el 83% de la población elige a la mitad de los diputados en el
Parlamento autonómico y aquellas donde reside el 13%
de los ciudadanos (las islas no capitalinas) eligen a la otra mitad de
los parlamentarios autonómicos.
A esa conclusión llegan José Ramón Montero, catedrático de Ciencia Política, y Carlos Fernández Esquer, el investigador predoctoral en el departamento de esta especialidad en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
Los partidos “beneficiados” son Coalición Canaria (con una prima del
12% en su representación), y, a más distancia, PSOE (5,47%), ASG (4,45%)
y PP (1,74%). Los tres mayoritarios “suelen ser sistemativamente
beneficiados por esta desproporcionalidad”. En cambio Ciudadanos
(-5,84%) y Podemos (-2,61%), que tienen su voto diseminado por las
islas, fueron duramente castigados por el sistema electoral”.
Montero y Fernández subrayan que este método (exige a un partido el
30% de sufragios en una isla o el 6% regional para optar a tener un
diputado) ha supuesto que 173.000 votos (el 19% del total) quedaran
“desperdiciados” porque no obtuvieron representación parlamentaria. Tal
“sistemática desigualdad se mueve en ratios de 1 a 17”, es decir,
mientras en Tenerife hacen falta 60.441 votos para lograr un diputado,
en El Hierro bastan 3.537 (los dos casos extremos), en La Gomera 5.300,
en La Palma 10.428, en Fuerteventura 15.719, en Lanzarote 17.760 y en
Gran Canaria 57.009.