Lo cierto es que la exmagistrada, y casi exdiputada, hace meses que no sale en las fotos que se hace la cúpula, que la han dejado en las últimas filas de los sillones del Congreso y que las bases no la ven con muy buenos ojos. A fin de cuentas, entró en Podemos como una heroína, que no era tal, se colocó de número uno por Las Palmas por la puerta de atrás, es decir, sin someterse a las primarias y le han permitido algunos privilegios que duelen mucho, como conservar, íntegramente, su sueldo de diputada. Todo un cúmulo de reproches y de acontecimientos que la dejan tocada y la obligan, como mínimo, a dudar sobre su futuro.